Torre de verduras templadas (Tomates, berenjenas) y queso de untar

Qué delicada es esta ensalada... además, resulta fácil de hacer y rápida. Puede solucionar una cena o ser un entrante estupendo si no tenemos ganas de complicarnos la vida un día.
A ver, qué precisamos?

Croquetas de bacalao caseras. Receta paso a paso.

Hay que ver la variedad de croquetas que hacemos. Verdad? De jamón, de carne del cocido, de setas, de atún, de merluza... reconozco que las que más me gustan son estas, las de bacalao. Yo no me canso jamás de ellas. Creo que las croquetas junto con la ensaladilla rusa son los dos platos que podría repetir en mi menú con más frecuencia sin protestar lo más mínimo.
Ya puse hace un tiempo otra entrada de croquetas, entonces fueron croquetas de jamón caseras. Esta vez vamos a hacer estas de bacalao más cremosas aún si cabe. Igualmente crujientes por fuera y con un corazón delicioso!! 
Si algo quiere perseguir este blog es animar a la gente a acercarse a los fogones con el convencimiento de que comer bien y casero aporta mucho más que la inversión que requiere. Me daría por satisfecha si sé que logro que alguien que antes se había limitado a comprar croquetas congeladas me diga que anoche cenó unas deliciosas croquetas caseras hechas por él o ella y que no tienen comparación. Estos sería todo un logro. Porque está tan claro que las prisas y el modo de vida que tenemos hoy en día nos alejan más y más de las elaboraciones caseras, de las cosas hechas despacio y con cariño que me preocupa, la verdad.
Es cierto que tenemos poco tiempo pero muchas veces todo depende de cómo nos organicemos y estoy totalmente convencida que si yo cuento el tiempo que gasto en cocinar en global no es muy superior a quién utiliza generalmente productos precocinados. Sí, alguien puede sorprenderse de esa afirmación pero yo podría argumentar que, por ejemplo, la inversión del tiempo que requieren estas croquetas en efecto no es poco, pero es que en casa (que somos dos) no nos comemos las casi cincuenta croquetas que me han salido de una vez. Tengo ya en mi congelador, preparadas, listas para freir, varias raciones... Así que el tiempo hay que dividirlo por las raciones y evidentemente el cociente que da es mucho más bajo. Esas son las cuentas que yo me hago, amigos. 
Las croquetas son un plato que congela perfectamente. Ponerse a hacer croquetas para una ración solamente no resulta práctico. Precisamente porque se conservan en perfecto estado en el congelador y porque resultan muy prácticas tenerlas a mano para preparar una cena improvisadas o utilizarlas para en un momento de apuro para que nos llene un menú es por lo que cuando me pongo a hacerlas hago una buena cantidad. Sé que me voy a pasar un buen rato hasta tenerlas listas para congelar pero también me aseguro tener un plato que siempre viene bien cocinar cuando no se nos ocurre otra receta, no hemos ido a comprar o sencillamente tenemos ganas de ver una estupenda película en lugar de meternos en la cocina.
Como os digo, hago para varias veces y las congelo de la manera que os explicaré más abajo.
INGREDIENTES como para unas 45/50 croquetas (dependerá del tamaño que las forméis) a mí esta vez me han salido exactamente 45 y no eran de las más pequeñas.
  • 170 gramos de harina
  • 100 gramos de mantequilla
  • 1 diente de ajo 
  • Unas ramitas de perejil (sin tallos, solamente hojas) 
  • 1 cebolla mediana
  • Sal
  • Nuez moscada
  • Pimienta negra molida
  • 250 gramos de bacalao salado (ya desalado o puesto en remojo previamente)
  • 750 cc de leche entera
  • Aceite de oliva virgen extra para freír.
  • Para el rebozado
    • 2/3 huevos
    • Pan rallado grueso
ELABORACIÓN:
Esta vez he utilizado un bacalao desalado ya, listo para usar, así que no ha sido necesario el remojo previo.
En otras ocasiones uso el bacalao salado, el normal. Cuando es así lo pongo en remojo durante unas horas. No muchas, ni desde el día anterior porque siempre uso migas de bacalao que precisan bastante menos tiempo de remojo que los trozos grandes. No es conveniente dejar el bacalao sin sal alguna teniéndolo desde el día anterior en agua porque acaba por no saber absolutamente a nada. Pondremos a calentar la mantequilla a fuego lento en una cacerola. Mejor en una que sea amplia y poco profunda. A mí en general me gusta más utilizar mantequilla para las croquetas pero cuando son de restos de carne del cocido prefiero hacerlas con aceite. Eso ya os lo dejo a vuestro gusto.
Esta vez simplemente he sacado el bacalao del paquete y lo he troceado muy muy pequeñito y lo he reservado.
  1. Cuando la grasa está caliente incorporaremos el diente de ajo y dejaremos que se dore para añadir a continuación la cebolla cortada muy, muy pequeñita y dejaremos que se poche despacito durante al menos 15 minutos. 
  2. Incorporaremos bacalao desalado y el perejil que tendremos ambos bine picaditos. Lo dejaremos al fuego apenas un minutos, el tiempo suficiente para que el bacalao aporte su sabor a la grasa pero no más porque no nos conviene que el bacalao se haga directamente al fuego mucho tiempo para que no se reseque.
  3. En cuanto tengamos rehogado el bacalao agregaremos la harina y comenzaremos a remover bien con una espátula, enérgicamente, para que la grasa impregne totalmente la harina. Lo dejaremos varios minutos para que la harina se cocine y luego las croquetas no sepan a harina cruda. Este punto es fundamental. La masa resultante al incorporar la harina es espesa, por eso no vamos a utilizar las varillas todavía. La espátula nos valdrá para ir "rompiendo" en trozos la mezcla y que vaya cocinándose por todas partets. 
    El proceso debe ser lento, que vaya cogiendo color poco a poco, no achicharréis la harina. Ir removiendo y veréis que la mezcla de aceite, cebolla, bacalao y harina se va tornando "rubia". Hacer esto es de suma importancia, ya os dije,  sino queréis que vuestras croquetas sepan a harina cruda.
  4. Apartaremos del fuego y dejaremos que se enfríe casi totalmente.
  5. Mientras calentaremos la leche bien caliente.
    Y pondremos de nuevo el roux con la cebolla y el bacalao al fuego. Seguiremos con el fuego bajo. En cuanto veamos que el roux vuelve a ablandarse un poco, enseguida echaremos de golpe toda la leche que tendremos bien caliente,No dejaremos de mover con las varillas todo el conjunto mientras vuelve de nuevo al punto de ebullición. Si lo hacemos enérgicamente, sin parar, no se formará grumo alguno, os lo aseguro. La leche caliente disolverá la mantequilla o el aceite y ésta liberará la harina que se disolverá sin dificultad en la leche caliente. Este es todo el secreto para que no nos salga grumosa. Exactamente igual que al hacer una salsa bechamel. 
  6. Cuando lleve muy poquito rato la leche ya en la cazuela agregaremos  la sal, la nuez moscada rallada en el momento y el pellizco de pimienta negra molida y seguiremos cocinando la masa.
  7. A partir de aquí, solo deberemos dejar que cueza un rato, removiendo el conjunto por todos lados para que no se pegue al recipiente.
    Con un cuarto de hora escaso será suficiente. Comprobaremos que la bechamel va "separándose" de las paredes del recipiente y de su fondo. 
    • Cuidado!! Trabajad estos minutos a fuego mínimo, de lo contrario habrá mucha evaporación y conseguiréis una bechamel tan espesa que resultarán unas croquetas muy "mazacotes". Pensad que al enfriarse, la bechamel espesará más y facilitará las cosas a la hora de formar las croquetas.
    • Cuando tras estos 10/15 minutos la bechamel esté en su punto retiraremos la cazuela del fuego y volcaremos el contenido en un recipiente para que se enfríe cubriéndolo inmediatamente con film plástico de cocina para que no cree costra dura en la parte superior de la masa al enfriarse ésta.
  8. Es preferible no trabajar las croquetas el mismo día que hacemos la bechamel. Dejarla enfriar sobre la encimera y luego meterla el frigorífico hasta el día siguiente.
  9. Durante la jornada siguiente procederemos a formar las croquetas. Esta vez he usado un dosificador de helados de tamaño pequeño (de 4,3 cm de diámetro)
     que compré el otro día y que me ha ido estupendamente para que el tamaño de mis croquetas sea casi idéntico. jajajaj Reconozco que cuando tomo "pellizcos" de masa a mano comienzo haciéndolas pequeñas pero luego, poco a poco, voy aumentando el tamaño...en fin, creo que eso nos pasa un poco a todos. A que sí?
  10. A continuación deberemos darles una cobertura de pan rallado, huevo bien batido y pan rallado de nuevo. Me ayudo de un "aparatejo"
    especial para sacar del huevo las croquetas y cuya fotografía os pongo aquí abajo. Me va estupendo porque permite que el huevo escurra bien antes de poner la croqueta sobre el pan rallado y me ensucia menos éste. Esta "doble cobertura" permite que la masa interior de la croqueta al freírse esté mucho más protegida y sea más difícil de que se nos abran.
  11. Dejaremos reposar una media hora las croquetas rebozadas.
  12. las freiremos en abundante aceite bien caliente hasta que estén doradas. Tened en cuenta que es tema principal el que no echéis demasiadas croquetas de una vez sobre el aceite caliente. Para que la cobertura quede crujiente la temperatura del aceite deberá ser constante y si introducimos muchas croquetas a la vez el aceite se enfriará con lo que la capa de pan rallado absorberá el aceite y nos quedarán grasientas. También es importante que el aceite cubra toda la croqueta y que no tengamos que darles la vuelta para que se doren por el otro lado. Una vez fritas las pondremos sobre papel de cocina antes de servirlas.
Sé que tengo pendiente colgar una entrada dedicada exclusivamente a las mil consideraciones a tener en cuenta para que las croquetas queden deliciosas y bonitas a la vista. Lo prometido es deuda y un día de estos que ande menos liada os detallaré muchos consejos. 


Creo que con estas reglas básicas pueden animarse quién no haya hecho nunca este manjar conocido por todos y que a todos gusta.
María.
Espero que os hayan gustado estas croquetas de bacalao caseras. Si es así, agradecería que lo compartas en tu Facebook o en tu Twitter. Un abrazo a todos y muchas gracias por vuestras visitas.

Higaditos de pollo en salsa con arroz de guarnición

Hay alimentos que en ocasiones, por baratos, se desprecian un poco. Sí, esta podría calificarse como una receta para la crisis sin que por ello resulten menos apetitosos que otros platos mucho más caros. Lo higaditos de pollo son efecto bastante baratos si los comparamos con las carnes de primera pero no por ello resultan una preparación que no sea un verdadero lujo. Qué ricos están los higaditos de pollo fritos con su salsa!! La verdad es que no son necesarios grandes dispendios para degustar un plato sabroso y estupendo. Tienen un sabor delicado rodeado por una salsita bien gustosa. Los acompaño siempre con arroz blanco porque creo que es lo que mejor les va para hacer un plato redondo.
INGREDIENTES (Para 3 raciones):
  • 1/5 kg de higaditos de pollo
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • Pimienta negra recién molida
  • 1 Hoja de laurel
  • Una ramita de tomillo
  • Una guindilla (opcional)
  • 1 cucharadita de hierbas provenzales
  • Sal
  • AOVE
  • 1 vasito de un buen vino blanco seco
  • Un vaso escaso de agua.
  • Unas hojas de perejil bien picadas
  • Agua, sal, un diente de ajo y arroz para la guarnición

ELABORACIÓN:
  • Lo primero es limpiar a conciencia los higaditos con agua y un chorro de vinagre de vino blanco. Enjuagarlos varias veces en esta mezcla para eliminar cualquier sabor y olor. Escurrirlos bien. Suelen venir con el corazón que yo personalmente elimino porque no me gusta la textura fibrosa. Pero a quién le guste no hay problema en cocinarlos con ellos. Se eliminan las partes blancas, los nervios y las grasas que veamos. Los partimos en trocitos y los reservamos espolvoreados con sal.
  • En una sartén ponemos algo de aceite y doramos en él los dientes de ajo fileteados.
  • Agregamos la cebolla cortada bien finita cuando los ajos adquieran un color dorado. Y pochamos lentamente a fuego bajo hasta que ablanda totalmente.
  • Añadimos entonces los higaditos troceados y los freímos aumentando la potencia del fuego para que reduzca la humedad de la cebolla y los higaditos puedan dorarse.
  • Incorporamos el vasito de vino blanco seco y dejamos que reduzca un poco. Pondremos las especias (las hierbas provenzales, el laurel, la pimienta negra molida en el momento y si nos gusta un poquito picantes es el momento de ponerle una guindilla entera para que luego sea fácil de retirar antes de servirlos.).
     
  • Cuando el vino ha reducido añadimos un poco de agua, rectificamos de sal y dejamos cocer con la sartén tapada, al menos 20 minutos bajando un poco el fuego, para que la salsa vaya trabando y los higaditos se ablanden. Removeremos de ve en cuando.
  • Mientras iremos preparando el arroz que servirá de guarnición.
  • Emplatamos espolvoreando el conjunto con un poquito de perejil bien, bien picadito.
A mí me gusta refreír un diente de ajo en una pizca de aceite antes de incorporar el arroz y el agua. Le da un gusto rico y lo hace más sabroso.
María.
Comparte esta receta en tu Facebook o en tu Twitter si te ha gustado. Os agradezco mucho vuestras visitas. Gracias.

Spaghetti con la auténtica salsa carbonara

La tradicional salsa "Carbonara" no tiene mucho que ver con lo que aquí en España entendemos por tal. Hoy os animo a que preparéis unos espaguetis con la auténtica salsa carbonara, que por supuesto no lleva nata líquida. Tienes sus normas y sus trucos que hay que seguir si queremos que nos quede en su punto. Pero no llevéis cuidado, es realmente fácil de preparar.
INGREDIENTES (Para 2 raciones)

  • 100 gramos de espaguetis de sémola de grano duro
  • 40 gramos de queso parmesano
  • 75 gramos de panceta curada o beicon (ahumado o no)
  • 2 yemas de huevo (a temperatura ambiente)
  • 2 cucharadas de aceite virgen extra
  • Sal gorda (Para hervir la pasta)
  • Sal fina (Para la salsa)
  • Pimienta recién molida

ELABORACIÓN
  1. Ponemos a calentar una buena cantidad de agua en una olla amplia. Nada de chorros de aceite ni de hojas de laurel...agua y sal. Sin más. Tenemos que tener en cuenta que la pasta dobla su volumen una vez cocida así que tendrá que ser bastante cantidad de agua. Cuando hierve agregaremos un poco de sal gorda y la pasta. Removeremos enseguida para que la pasta no se pegue y dejaremos cocer con la olla abierta para controlar el agua. Los minutos que debe hervir dependen de cómo nos gusta la pasta y del tamaño de ésta. En general la pasta seca debe cocer entre 5/15 minutos. Lo de que esté "al dente" es totalmente cultural. A mí personalmente no me gusta al dente así que la cuezo hasta que la pasta está a mi gusto, que suele ser algún minuto más de lo que indican la instrucciones del envase. Para que fueran al dente estos espaguetis deberían cocer entre 8/11 minutos.
    Podríamos utilizar los huevos enteros pero es preferible usar únicamente las yemas porque la carbonara queda mucho más cremosa. En realidad aquí se ha introducido el uso de la nata líquida para disimular el sabor de la clara cruda que no a todo el mundo agrada.
  2. A mí personalmente me gusta mucho más con las yemas solamente. Bien, sigamos. Separamos las claras de las yemas y ponemos éstas en un bol al que agregaremos el queso rallado en el momento, la pimienta negra recién molida y la sal (Si usamos panceta salada no poner sal ya que la aporta la panceta).
     Batiremos el conjunto enérgicamente hasta que quede una pasta suave y homogénea. Este punto es importante para que cuando metamos la pasta esta crema esté bien cremosa. Reservaremos.
  3. Mientras se cuece la pasta, en una sartén con una pizca de aceite, doramos la panceta cortada en tiritas finas. Lo haremos a fuego bastante fuerte para que se dore y no cueza. Ese es uno de los secretos de la carbonara, el punto crujiente de la panceta. (En realidad lo que los italianos utilizan es el "Guanciale", una especie de careta de cerdo curada a la pimienta).
  4. Una vez hervida la pasta la escurriremos a través de un colador reservando un poquitín de agua de la cocción.
  5. La pondremos en la sartén dónde estamos dorando la panceta. Removeremos bien para que la pasta se impregne del sabor de la panceta. Y dejaremos cocinar a fuego bastante fuerte durante aproximadamente un minuto.
  6. No debemos olvidarnos de echar junto con los espaguetis un par de cucharadas del agua de cocción en la sartén. Es la manera de que la pasta siga liberando almidón y forme con la panceta una salsa cremosa y de que los ingredientes amalgamen bien sus sabores. Al echar los espaguetis y las dos cucharadas de agua la panceta perderá su crujiente pero al rato, al reducir, volverá el crujiente. Iremos removiendo bien mientras se cocinan los dos ingredientes juntos.
  7. De forma inmediata, en cuanto tenemos la panceta y espaguetis listos los volcamos sobre el bol dónde tenemos las yemas batidas con el queso y batimos enérgicamente enseguida. Es importantísimo este detalle porque haciéndolo así las yemas no cuajarán si no que espesarán la salsa y formarán una crema deliciosa en la que el huevo no está cuajado, típica de la tradicional carbonara.
  8. Servimos inmediatamente. Esta salsa no tiene espera...y nuestra hambre, tampoco así que, buen provecho!!

María.

Si os ha gustado mi receta me encantaría que la compartáis en vuestro Facebook o Twitter. Muchísimas gracias por vuestras visitas. Un abrazo.

Sopa de gambas y arroz (Estilo "Pepita")

Cuando alguna de mis recetas tenga la coletilla "estilo Pepita" podréis apostar a que está deliciosa. Ya comenté en la receta del Rollo de carne de ternera picada con patatitas fritas quién es Pepita. 
Esta sopa es sencillamente exquisita. Un poquito entretenida por aquello de que está hecha con gamba arrocera y hay que pelar una a una pero merece la pena. De verdad.
Estamos en la cuesta de enero así que hay que ir tirando de lo que tenemos en el congelador. A mí me sobraron de estas Navidades medio kilo escaso de gamba arrocera y he decidido aprovechar para hacer esta sopita que hacía bastante que no tomábamos.
Tengo que decir que a la receta de Pepita yo le hago una pequeña "modificación" que intensifica bastante el sabor a gambas de la sopa. Ella no hace el refrito de las pieles y cabezas de las gambas ni tampoco las cuece después en un poquito de agua. La sopa que resulta haciéndola a su modo tiene un sabor más suave, menos intenso. La mía sabe intensamente a gambas. Eso ya lo dejo a vuestro gusto.En las explicaciones veréis.
Venga. Nos ponemos el delantal? ;)
INGREDIENTES:

  • 400 gramos de gamba arrocera (puede ser congelada)
  • Sal
  • 2 hojas de laurel
  • 2 dientes de ajo
  • Unas pocas bolitas de pimienta negra
  • AOVE
  • 1 puerro
  • 1/2 pimiento rojo
  • 1/2 pimiento verde
  • 1 tomatito maduro
  • Una pizca de pimienta blanca
  • Una pizca de hierbas provenzales
  • Una pizca de nuez moscada
  • Arroz (un puñado amplio por persona según os guste de espesa)
  • Agua

ELABORACIÓN

  1. En una olla amplia echar agua, sal, las dos hojas de laurel y poner al fuego. Cuando hierva, agregar las gambas enteras y dejar cocer un minuto desde que vuelve el hervor. Apartar y colar las gambas reservando el caldo en la cazuela dónde haremos la sopa.


  2. Pelar todas las gambas excepto unas cuantas que reservaremos para decoración una vez emplatada la sopa.
  3. En una sartén echar AOVE y refreír durante unos minutos las pieles y cabezas de las gambas junto con una hoja de laurel, unas bolitas de pimienta negra enteras y un par de dientes de ajo sin pelar a los que habremos practicado un corte a lo largo.
  4. Colamos este refrito y lo echamos en una sartén.
  5. En este aceite que tendrá todo el sabor de las cabezas y pieles de las gambas, hacemos un sofrito con el puerro, el pimiento rojo y verde y lo dejamos unos minutos.
  6. Cuando esté algo pochada esta verdura agregar el tomate troceado bien pequeñito y dejar freír moviéndolo de vez en cuando.
  7. Mientras se hace el sofrito volcamos las pieles y cabezas de las gambas que habíamos refrito en un cazo con agua suficiente para cubrirlas y las dejamos cocer durante un cuarto de hora.
  8. Colamos el agua de cocer las gambas sobre la cazuela dónde tenemos el caldo de haberlas hervido. Desechamos las gambas que ya habrán soltado todo su sabor primero en el refrito y luego cociéndolas.
  9. Agregamos el sofrito de verduras a la cazuela y dejamos cocer 20/25 minutos.
    Incorporamos una pizca de pimienta blanca, otra de hierbas provenzales y rallamos un poquito de nuez moscada. Rectificamos de sal.
  10. Ponemos al fuego la olla y dejamos hervir unos minutos. Cuando está caliente echamos el arroz para que ablande.
  11. En el último momento agregamos las gambas peladas que teníamos reservadas.
  12. Emplatamos poniendo unas gambas enteras de las que teníamos reservadas en cada plato.
Qué aspecto tiene tan apetitoso. Verdad? Es una sopa que lleva un poquito de trabajo pero el resultado es tan delicioso... Hoy, por incluirlo aquí he tenido la precaución de medir el tiempo desde que comencé hasta que he servido la sopa. Una hora. Bueno, hay tiempos en medio que pueden aprovecharse para hacer el segundo o en lo que necesitemos.
A mí me encanta. Espero que la probéis y me digáis qué tal os ha parecido. 
Maria.

Si os gustó esta receta, por favor, compartidla en vuestro Facebook o Twitter. Gracias a todos por visitarme.