Guindillas vascas (Piparras) encurtidas de forma poco ortodoxa

Ayer cayó la primera helada y las pocas matas que me quedaban en el huerto se perjudicaron bastante. Es el momento ya de limpiar los bancales y empezar a preparar la tierra para la siguiente temporada. Puse en uno de ellos, al inicio de la primavera, un plantón de guindilla vasca o piparra y no ha dejado de darme frutos desde el verano. Lo ha hecho tan abundantemente que no hay manera de venir a mi casa sin que te lleves un puñado de ellas, las quieras o no!! jajajjaja
Es lo que tiene el huerto, que da la cosecha cuanto toca y a veces en cantidad que no puedes consumir en casa así que tienes que ir regalando las hortalizas a  los amigos y familiares según van madurando.


Quien me conoce del otro blog que tengo, el de jardinería (Pinchad aquí si quereis visitarlo: El Jardín de la Alegría en Madrid ), sabe que es es el primer año que he puesto huerto de manera que han sido unos meses estos de un aprendizaje constante. Afortunadamente no llegué a comprar dos plantones que es lo que tenía pensado y solo he cultivado una mata. Crecen preciosas en el bancal y si las dejas madurar del todo toman un color rojo de escándalo.  Yo dejo algunas madurar del todo con la intención de cosecharlas con su "picantito" porque en casa nos gusta el picante para acompañar platos de legumbres sobretodo. Unas cucharadas de unas buenas lentejitas con un mordisquito chico de guindilla de vez en cuando nos saben a gloria bendita!! 
No sé si mis guindillas tienen la calidad de las que se cultivan en el País Vasco. A mí me gustan, pero claro, mi jardín no disfruta del clima húmedo y fresco de allí. Producir desde luego, no han dejado de hacerlo durante meses. Hay que ver la de guindillas que puede llegar a dar una matita!!
No deben dejarse madurar en la mata, hay que recolectarlas verdes, pequeñitas y tiernas porque según van madurando cada vez se hacen más picantes y lo rico es que no piquen casi y conserven su delicado sabor particularmente dulce cuando son bien tiernas y chiquitas así que deben cosecharse casi cada día. Por cierto, fritas en abundante aceite de oliva durante unos instantes resultan deliciosas con unos granos de sal gorda o mejor, escamas de sal.
He cogido tantas ya que la verdad, dejé que se me pasaran estas en la mata sin recolectarlas y se han hecho demasiado grandes para encurtirlas (picarán demasiado) pero no iba a tirarlas así que antes de arrancar la planta y trocearla para meterla en la compostera he cogido el último puñado de guindillas que tenía prendidas y se me ha ocurrido embotarlas de un modo poco ortodoxo, más que nada por probar.
La combinación de ingredientes la he usado para otros encurtidos y tiene un sabor refrescante y sabroso. Veremos qué tal quedan estas piparras!!
Para quién esté interesado pondré al final de este artículo la manera clásica de preparar el encurtido de esta rica y delicada hortaliza pero comienzo por explicar cómo las he preparado hoy.


INGREDIENTES.
  • Un puñado de guindilla vasca
  • Una pizca de sal
  • Vinagre de vino blanco
  • Agua
  • Unas bayas de enebro
  • Unas bolitas de pimienta negra
  • Una cucharadita rasa de preparado rumano para pepinillos en vinagre (Marca "Muraturi")
  • Una pizca de semillas de cardamomo
  • 2 dientes de ajo pelados
  • 2 hojas de laurel



Lavar bajo el grifo las guindillas y secarlas. Tendremos preparado un bote de cristal dónde quepan las guindillas perfectamente limpio y seco.

Poner las especias en el mortero y machacar muy ligeramente con la maza. Este proceso lo hago simplemente para romper un poquito las bayas de los enebros y que así suelten mejor su delicado sabor. Al no golpear con fuerza solo las bayas de enebro que son las más gruesas llegan a romperse, el resto de especias prácticamente quedan enteras.
Por cierto, las bayas también son de mis enebros (Juniperus oxycedrus). "Enebras" más bien, porque como sabréis los enebros son plantas dioicas y solo las plantas hembras dan frutos. Estas bayas pueden comprarse envasadas en grandes supermercados.
Meto en el bote los dientes de ajo, las hojas de laurel, la sal y las especias del mortero.

Lleno dos vasitos de igual medida uno con agua y el otro con vinagre de vino blanco y hecho en el recipiente dónde encurtiré las guindillas la mitad de cada uno de ellos.  Agito enérgicamente para que la sal se disuelva del todo y para mezclar los ingredientes.
Comienzo a colocar las guindillas en el bote, muy juntitas y apretadas. Cuando ya no caben más termino de llenar con líquido hasta arriba del todo. Mitad agua, mitad vinagre.
Y cierro.
Ahora solo habrá que esperar dos o tres meses a que las guindillas se hagan. Veremos qué tal quedan, yo estoy segura que aunque picantes, porque ya son demasiado grandes, pero en casa, como decía nos gusta el "pique"así que siempre habrá algún "valiente" que se atreva con ellas!! jajaja
Os pongo a continuación un modo más ortodoxo de encurtir estas guindillas. Más simple aun!!
Como ingredientes, simplemente agua, vinagre, sal y las propias guindillas. 
En realidad es simplemente colocar las guindillas bien colocaditas en el bote dónde se ha echado un poco de mezcla de mitad agua, mitad vinagre de vino blanco y un poquito de sal y se ha removido bien para que la sal se disuelta. A continuación se meten las guindillas  y se rellena con más mezcla de igual proporción de vinagre/agua. Se cierra y se espera un par de meses o tres para consumirlas. No puede ser más sencilla el sistema!!