De una forma sencilla tendremos hoy un plato
suculento, de sabor auténtico, de esos de cuchara de siempre que no sé a
vosotros pero a mí en invierno me encantan!! Baratito...para ayudar a remontar
la cuesta de enero ;) y sin complicaciones. Ya veréis qué fácil!!
Tengo que reconocer que no entiendo las razones de que
ciertos platos vayan desapareciendo de nuestras cocinas. Los potajes serían un buen ejemplo. Ya sabéis que un potaje no es más que un guiso
con una base de verduras y legumbres cocidas en abundante agua a la que se
agregan otros elementos para aportarles sabor. A mí me parecen tan apetecibles
en un día como hoy, lluvioso y frío...Algunos de ellos son tan sabrosos,
rápidos de hacer y poco complicados...que precisamente en este mundo de prisas
que vivimos son mucho más adecuados que la preparación de ciertos platos
precocinados que compramos. Que por cierto, por mucho que digan, siempre hay
que hacerles algo. Son caros, poco sanos y además, suelen ser malos. Siempre me
parecen "un quiero y no puedo". Ya sé, ya sé que arrimo el ascua a mi
sardina pero es que no me cansaré de decir que el tiempo que empleamos en la cocina
redunda en nuestra salud y en nuestra felicidad (y en la de aquellos para
quienes cocinamos), desarrolla la creatividad, relaja y provoca la sonrisa
de los nuestros. Os parece poco?
En fin, no me enrollo más.
Este potaje podemos hacerlo también
con otras legumbres: garbanzos, alubias pintas o, como hoy, con alubias de
careta o como se conocen aquí en Madrid, "Carillas". Todas las legumbres necesitan de un tiempo de remojo
en agua previo a la cocción. Si son garbanzos, ya sabéis que es la única legumbre
que se pone a remojar en agua caliente con una pizca de sal. De tratarse del resto será siempre en agua fría.
El tiempo de este
remojo también variará. Las alubias y garbanzos, mejor
tenerlos desde la noche anterior. Si se trata de carillas con unas cuantas
horas es más que suficiente. Yo las he puesto esta mañana antes de irme a
trabajar y ahora, después de comer las estoy cocinando.
Esta legumbre me encanta, es
mantecosa y tierna, deliciosa. Y además aguanta muy bien la cocción sin
despellejarse y sin romperse.Remojamos previamente los garbanzos.
También tendremos que tener previsto el remojo del bacalao desmigado que
vamos a utilizar en este guiso. Yo he usado migas de bacalao porque
queda estupendo y sale mucho más económico que usar otras partes mejores de
este pescado y más caras. Si usáis trozos de bacalao grandes tendrán que estar
en remojo desde el día anterior. Si utilizáis bacalao desmigado con unas horas
será suficiente. Yo le he cambiado un par de veces el agua. No se la cambiéis
más porque dejaréis el bacalao sin sabor alguno. Tener en cuenta que se trata
de trocitos de bacalao no demasiado grandes y que por tanto precisan mucho
menos tiempo para perder la sal que contienen.
INGREDIENTES:
- 200
gramos de "carillas" (alubias de careta)
- 150
gr de espinacas tiernas, más bien pequeñas
- 200
gramos de bacalao desmigado en remojo unas horas antes
- 1
cabeza de ajos entera, sin pelar
- Para
el “majado” necesitaremos
ELABORACIÓN:
Yo utilizo el agua del remojo de las legumbres en su cocción.
Pienso que siempre debe aportar algo al guiso el agua dónde han estado horas
las legumbres pero si lo preferís podéis usar agua del grifo fría.
En una cazuela amplia ponemos las
carillas cubiertas con el agua del remojo, añadimos la hoja de laurel, la cabeza de ajos eliminándole solo las capas exteriores pero evitando
que se desprendan los ajos y así sea fácil quitarlos del guiso más tarde. La
lavamos bien bajo el chorro de agua fría del grifo y la añadimos a la cazuela.
Pelamos una cebolla y le clavamos dos o tres clavillos. De esta forma no se nos "perderán" en el
guiso y evitaremos que alguien se encuentre con la desagradable sorpresa de
masticar uno al comer el potaje. Incorporamos la cebolla al guiso.
Añadimos un poquito de sal para que
la legumbre no esté sosa del todo pero con prudencia porque más tarde
incorporaremos el bacalao que siempre aportará más sal.
Si con el agua de remojo no da para
cubrir bien las carillas y las verduras echamos un poco más. Pondremos la olla
al fuego y llevamos lentamente a ebullición con la olla tapada y dejamos cocer
aproximadamente una hora hasta que las carillas estén tiernas. No debemos tener prisa al cocer las legumbres. La
cocción debe ser a fuego bajito para que las legumbres no se rompan ni pierdan
la piel.
Si vemos que se va reduciendo,
agregamos un poco de agua fría cuando lo precise.
Mientras se van
ablandando las legumbres, hacemos el “majado” En
un mortero ponemos unas hebras de azafrán y con unos granos de sal las machacaremos bien, añadiremos un diente de
ajo no muy grande, un puñadito de almendras (10/12) y machacamos bien el
conjunto. luego incorporaremos
pan frito al majado. Machacamos de
nuevo y por último incorporamos el huevo cocido machando bien todo el conjunto.
Pasada aproximadamente una hora de
cocción de las carillas, con un cazo vertemos un poco del caldo de la cazuela
en el mortero dónde tenemos el majado. Removemos bien para que se diluya y lo incorporamos al
guiso.
Veremos como estos ingredientes del majado permiten que el caldo
"engorde". Ya sabéis que la almendra, el pan frito...son elementos de
ligazón que provocan que el caldo quede bien trabado además, lógicamente, de
aportar un sabor delicioso.
Cuando tengamos listo el guiso adicionaremos el
bacalao desmigado escurrido del agua dónde estuvo en remojo y las espinacas bien lavadas y escurridas.
Rectificamos de sal y dejamos que todo el plato se
tome del gusto de las espinacas y del bacalao cociendo unos minutitos más. No
demasiados ya que el bacalao quedaría reseco y luego al tomarlo con las legumbres
no sabría a nada.
Emplatamos poniendo sobre cada plato algún trocito del segundo
huevo que teníamos cocido y que no utilizamos en el majado.
María.
Os gustó la receta del potaje? Si es así, estaría agradecida de que la compartierais en vuestro Facebook o Twitter. Muchísimas gracias por visitar mi blog.