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Receta de bizcocho casero esponjoso. Trucos y consejos para que salga perfecto.

Creo que un bizcocho esponjoso, tierno, en su punto de dulzor...es el paradigma de lo que nos viene a la cabeza cuando pensamos en cocina casera. Quién no recuerda con especial cariño aquel bizcocho que preparaba nuestra madre o una de nuestras encantadoras tías?
Es una receta sencilla, fácil de elaborar pero no sé qué ocurre que luego nos ponemos a elaborarlo con toda la ilusión  y ... por unas cosas u otras, no, no sale!! Cuántas veces me ha pasado!! Duro como una piedra, aplastado y pesado de comer, crudo por dentro...ajjaja La verdad es que sí, que haber cometido muchos errores te enseña poco a poco cuales son los trucos para evitarlos y tener unos resultados óptimos.
Tiene algún secreto la elaboración de un delicioso bizcocho? Sí. Pero es un secreto tan fácil!! El aire!! Ese es el secreto. Cuánto más aire introduzcamos en la masa, más esponjoso y tierno quedará. Es así de simple. 
Unos ingredientes en cantidades equilibradas pero cuidado!! Cantidades medidas y contadas, nada de "a ojo"; ninguna prisa en la elaboración; aire y más aire, una cocción lenta y uniforme y...cariño!! Sin cariño no sale nada. Es verdad, lo he comprobado mil veces. En la cocina las prisas y la desgana son malos ingredientes que al final dan al traste con cualquier elaboración.
Os aconsejo para quienes van a hacer "su primer bizcocho" que lea previamente toda la receta. Sé que es larga esta entrada pero, hacedme caso, echadle un vistazo previamente. Antes de empezar, leedla completa para saber cual va a ser el proceso completo.
Venga...nos animamos a preparar este clásico de la repostería? Nos va a salir de rechupete. Ya lo veréis!!
Lo primero, preparamos y tenemos a manos todos los ingredientes, pesados y medidos. Aquí no vale "un poco" o "un mucho", aquí cada ingrediente se mide, se cuenta o se pesa. Sólo así los resultados son los adecuados.


INGREDIENTES:
  • 6 Huevos enteros
  • 250 gramos de azúcar
  • 40 cc aceite de oliva virgen extra
  • 60 cc  leche entera
  • 250 gramos de harina
  • 1 sobrecito de levadura en polvo (Tipo Royal)
  • 1 pizca de sal
  • 1 limón
  • Azúcar glas

Vamos a comentar un poco algunos de los ingredientes:
La leche: entera, sacada del frigorífico un rato antes para que esté a temperatura ambiente.
Los huevos: A temperatura ambiente también. Tamaño mediano, si son muy pequeños agregad un huevo más.
El aceite: yo lo uso de oliva virgen extra pero si veis que preferís que tenga algo menos de sabor usad uno de sabor suave.
La harina: preparo mis bizcochos con harina de trigo normal y corriente, de la que se empleo para la cocina. Puede usarse otras especiales de repostería pero yo prefiero usar en el bizcocho la normal porque la otra contiene impulsores y creo que distorsiona luego la cantidad de levadura necesaria.
La levadura: Habitualmente se suele poner un sobrecito completo de levadura para un bizcocho de este tamaño pero haciéndolo como os estoy explicando, al incorporar tanto aire, no será necesaria tanta levadura. Con una cucharadita y media habrá suficiente.

Comenzamos? Pues venga!!

1.- Ponemos a precalentar el horno a 175 grados.
2.- Preparamos un molde untándolo bien por todo el interior con un poco de aceite ayudándonos de una servilleta  o de papel de cocina lo extendemos bien sin dejar excedente. A continuación espolvoreamos por toda la superficie una fina capa de harina y lo volcamos para que caiga el sobrante. Reservamos el molde preparado.
3.-Ahora separaremos claras y yemas apartándolas en dos recipientes.
4.-En un bol amplio echaremos las yemas, la leche, el aceite, la mitad del azúcar y batiremos a conciencia con las varillas.
Truco: Si mientras cocinamos este bizcocho tenemos puesto al fuego otra elaboración aprovechad el calor que genera situando el bol bastante cerca. El calor facilita la mezcla de las yemas y el azúcar y hace menos trabajoso este paso.
No tengamos prisa, que espume bien y vaya aumentando su volumen!! Si le echamos un ratito en este proceso estaremos metiendo el secreto que os comentaba: aire!! Cuando esté bien mezclado rallaremos sobre la mezcla la piel de un limón (previamente lavado, claro) y terminaremos de mezclar.



5.-Mezclaremos la levadura con la harina antes de incorporarla a la masa.
6.- Una vez estos ingredientes están perfectamente mezclados, sin grumos, espumosos... vamos a incorporar la harina poco a poco pero tamizándola sobre la mezcla del bol no de golpe si no poco a poco. 

Tamizamos un poco, mezclamos bien hasta que esta harina se incorpore a la mezcla, tamizamos más harina, mezclamos de nuevo y así hasta terminar con la harina.

7.- Comenzaremos a montar las claras reservadas con una pizquita de sal. Cuando estén ya algo blancas pero ni con mucho espesas todavía, añadiremos la otra mitad de azúcar que nos sobró y terminaremos de montar las claras a punto de nieve. Bien espesas.




Este es el aspecto. Fijaos en esta foto. Las claras montadas no se desprende de la espátula puesta boca abajo. Cercioraos de que están en ese punto. Si se cae, seguid batiendo hasta que estén bien duras, bien espesas!!

8.-El siguiente paso es importantísimoAhora incorporaremos estas claras, poco a poco, a la mezcla que tenemos en el bol. Pero no lo haremos batiendo!! Si no con movimientos envolventes. Esto es de suma importancia si no queremos que el aire incorporado a las claras se escape y la preparación se nos venga abajo.

Despacio, sin prisas, hundiendo las varillas hacia el fondo del bol y mientras la desplazamos vamos subiendo, de nuevo la hundimos en otro punto de la mezcla y la sacamos desde abajo describiendo con movimientos de abajo hacia arriba. Así hasta que la mezcla está totalmente homogénea pero sigue totalmente esponjosa.
9.-Será el momento de llenar el molde con la masa y de meter el preparado en el horno. Lo colocaremos en la bandeja a una altura media.



Aquí no hay instrucciones exactas. Siempre os digo que cada horno es cada horno. Ninguno funciona igual. Es conveniente que el calor inicialmente venga solo de abajo. Por qué? Pues porque si ponemos calor por arriba crearemos demasiado rápido una "corteza" endurecida que impedirá que la masa se expanda y suba.

Cuando ya lleve como media horita, más o menos, y vemos a través del cristal del horno que el bizcocho ha subido, pondremos calor por arriba para que la masa termine de hacerse por dentro y se dore la superficie de nuestro bizcocho.
Una advertencia: Jamás se abre la puerta en medio de la elaboración! Jamás, si no queremos que se nos hunda el bizcocho!!)

Abrir la puerta del horno a mitad de la elaboración supone que un golpe de aire frío entre de repente en el horno y la masa no solo deje de subir si no que baje de repente por efecto de la baja de la temperatura del interior del horno. Así que cuidado con esto que muchos son los bizcochos que no quedan bien por este motivo!!
Aproximadamente a los tres cuartos de hora el bizcocho estará ya doradito y subido. Ahora, con cuidado, sin abrir de golpe la puerta para que el aire del exterior no penetre de golpe, la abriremos lo suficiente como para poder introducir la mano y pinchar con una aguja el bizcocho para comprobar si ´la masa está cocida. Si la aguja sale limpia, el bizcocho está cocido. Probablemente quede un poco húmeda y veamos que sale con un poquito de restos de masa pegada a ella esto nos indica que a nuestro bizcocho le quedan aún algunos minutos.
Y ahora un truquillo: Queremos que la masa quede hecha pero que la superficie no ennegrezca. Si vemos que la parte superior del bizcocho está ya del todo dorada pero aún vamos a dejarlo un ratín más, una buena idea es cubrirlo con una capa doble de papel de aluminio. Así el calor terminará de cocer la masa pero la superficie no seguirá tostándose.

10.- Seguramente a la hora podremos sacar nuestro bizcocho.  Vamos a extraerlo del molde y lo colocaremos un ratito sobre una rejilla

La razón de este tiempo de espera es que la rejilla, al estar separada de la encimera permite que el aire circule y termine de "secar" el bizcocho por abajo. De lo contrario, es muy habitual que "sude" y quede algo mojado al no poder evaporarse esa humedad.
11.- Transcurridos unos minutos ponemos el bizcocho sobre la bandeja en la que lo serviremos. Ya solo resta espolvorear azúcar glas por la superficie. 



Por cierto, no es necesario comprar azúcar glas. Podemos elaborarla fácilmente simplemente metiendo azúcar en un recipiente bastante alto dónde quepa el brazo de la batidora y batir el azúcar a potencia máxima hasta que quede reducida a un polvo fino. La podéis conservar en un bote de cristal cerrada herméticamente durante mucho tiempo.
Si tenéis paciencia dejáis que se enfríe y luego ya podéis consumirlo cortado en rebanadas. Yo no tengo paciencia. Tengo que probarlo inmediatamente!! ajajjaja Está tan delicioso un trozo generoso y calentito!!
Mañana llevaré al trabajo un buen trozo. En realidad lo he preparado para mis compañeros de curro. Sobretodo porque mi compañera Nieves lo ha pedido con una carita que era imposible negarse ajajjaaj Menuda es ella!! :) "Ayyyy...un bizcocho, sin nada, solo bizcocho, de ese alto, blandito, esponjoso.." Eso me ha dicho ajajjaja Así que esta tarde he pensado, qué mejor cosa que prepararles uno a ver si mañana les gusta y les saco una sonrisa mientras se lo comen!!
Estoy segura que si seguís al pie de la letra esta receta os habrá salido a vosotros también un delicioso, esponjoso y tierno bizcocho!! A que sí? Os invito a probarla. Hacedme caso, no es nada difícil si se siguen las pocas reglas que arriba especifico.
Ya me contaréis!!

Cómo hacer jugosas torrijas de leche con miel y canela

Después de muchísimo tiempo ausente de este blog os traigo una receta típicamente española. La tradición marcaba no comer carne en Cuaresma y este dulce típico de la repostería de nuestro país era un plato de origen humilde y que hoy se consume generalmente durante la Semana Santa y la Cuaresma.
A pesar de no estar en este momento del año esta mañana me he levantado golosa jeje y como tenía una barra de pan que se me ha quedado dura he pensado que era una estupenda oportunidad para aprovecharla el hacer este exquisito dulce.


Vamos a meternos en harina!! Me acompañáis a la cocina?  :)
Un consejo antes de comenzar. Quitad todo lo que no sea imprescindible de las encimeras para dejar la mayor cantidad posible de espacio. Se trata de una receta muy fácil de elaborar pero al tener que pasar las torrijas por varios procesos conlleva bastante "cacharrerío" así que cuánto menos haya por medio más cómodamente trabajaremos :)

INGREDIENTES:
* Una barra de pan asentado dos días
* Algo más de un litro de leche entera
* Un vaso y medio de azúcar blanca
* 1 Limón
* 1 ramita de canela
* Canela en polvo
* 4 huevos
* Aceite de oliva virgen extra
* Miel de flores
* 2 vasos de agua

El pan adecuado para hacer torrijas: Venden pan especial pero yo debo decir que cuando lo he adquirido no me han salido ni mejores ni peores y, como estas barras suelen ser caras, la verdad, las hago con un buen pan blaco, de miga prieta, eso sí, como decía, dejado asentar dos o tres días para que empape mejor la leche. 
A mí no me han dado buenos resultados los panes de miga demasiado "vaporosa" ya que las torrijas suelen romperse en el proceso. Y cuando he usado pan del día el proceso se ha hecho realmente engorroso porque se rompía con más facilidad y al final no han quedado tan jugosas.
En definitiva, trato de utilizar panes de miga algo prieta, densa... tipo los panes de pueblo con corteza que no sea dura para que tambien la zona exterior de la torrija se empape bien de leche y sean mas agradables de comer. En fin, que cualquier pan de miga suave y compacta os puede valer, no seamos puntillosos!!

Paso a paso, como siempre:

Cortamos el pan en rebanadas de unas dos cm de grosor.

Preparamos la leche en la que empaparemos las torrijas. En una cazuela ponemos la leche, 2/3 de un vaso de azúcar (vaso de los de agua), una ramita de canela y la piel de un limón. Llevamos casi a ebullición removiendo de ve en cuando para que se disuelva perfectamente el azúcar. Dejamos que se temple.

Empapamos las torrijas. Metemos las rebanadas de pan en la leche permitiendo que se empapen bien. Este proceso es de suma importancia y de él dependerá en gran parte que nos queden esponjosas y jugosas.
La manipulación debe hacerse  con sumo cuidado para que no se rompa el pan. Por los dos lados. 
Os comento un pequeño truquito que yo tengo ;)  meto las rebanadas con los dedos y empujo hacia abajo para que no floten, así dejo que permanezcan un ratito, notaremos una especie de "burbujeo" en los dedos, es el efecto del pan embebiendo la leche. Cuando dejemos de notarlo la rebanada estará del todo empapada.
No tengáis miedo, si lo hacéis delicadamente y muy despacio, el pan no se rompe. Sacad luego las rebanadas con una espátula con agujeros y con ayuda de cualquier cuchara de madera para que las rebanadas no sobresalgan demasiado del tamaño de la espumadera y se quiebren. 

Delicadamente dejadlas sobre una rejilla para que escurran.

La propia rejilla que suele venir en los hornos será una buena ayuda en este proceso si ponemos debajo una bandeja del mismo tamaño.

Mientras, batimos cuatro huevos (puede que necesitemos más tarde agregar uno más) y reservamos.

A continuación ponemos a calentar aceite de oliva virgen extra en una sartén dónde nos quepan dos dos en dos las torrijas.

Mientras se ha ido calentando el aceite habremos rebozado por ambos las torrijas en los huevos batidos y las pondremos a escurrir en un plato.

Y ahora viene otro momento importante, la fritura:
Sabréis que el aceite está en su punto de temperatura cuando introduzcáis un trocito de pan y se fría adquiriendo una bonita tonalidad tostada.

Tan pronto el aceite haya adquirido el calor suficiente (no excesivo ya que si no, las torrijas quedarán ennegrecidas pero tampoco frío, aproximadamente a la temperatura que freiríamos unas patatas) vamos friendo las torrijas de dos en dos.
Ojo con la salpicaduras. Tened en cuenta que es pan empapado en leche y que el líquido que contienen al caer sobre el aceite caliente salpica bastante y podemos quemarnos. No uséis tapadera.
No es conveniente manipular demasiado las torrijas ya que al estar tan empapadas son sumamente frágiles y se rompen con facilidad así que antes de darles la vuelta nos cercioramos de que ya están hechas por la parte de abajo (las levantamos un poquito con una cuchara de madera para ver el color que han adquirido) y cuando están doraditas por un lado las freímos por el otro.

Comprobareis que al tener huevo el aceite no tardando se ensucia un poco. Es conveniente retirar estos restos de huevo quemado con una espumadera. 
Yo, incluso cuando llevo la mitad de las torrijas fritas cuelo el aceite para que vuelva a quedarme bien limpio y agrego más cantidad nuevo. No hay que decir que antes de ello vuelvo a lavar a conciencia la sartén para que no tenga resto alguno de las torrijas fritas anteriormente. Y vuelvo a calentar el aceite de nuevo para seguir friendo las torrijas que me restan.

Según las vamos sacando del aceite las ponemos a escurrir sobre papel absorbente para a continuación rebozarlas también por los dos lados en una mezcla del resto del azúcar que aún no hemos usado con canela en polvo en abundancia.

Cansados? Ya queda poco...pensad en lo deliciosas que estarán... ;)

Vamos a hacer un almíbar con azúcar y miel:
No tiramos nada!! El azúcar con canela que nos sobró cuando rebozamos las torrijas lo colamos para eliminar cualquier impureza que haya caído de las torrijas y lo ponemos en una cacerolita chica.

Agregamos una cantidad generosa de miel de flores. 
Por cierto, la mil de caña es deliciosa. Os aconsejo que la probéis pero para este plato creo que tiene un aroma y un sabor más adecuado el de flores. En cambio las berenjenas fritas con miel no serían las mismas si no usáramos mil de caña. Un autentico placer para el paladar!! Y muy conocidas en Málaga.

Añadiremos dos vasos de agua, pondremos la cazuelita al fuego y removeremos bien para que la mezcla sea hommogénea. Dejaremos cocer a fuego lento por espacio de aproximadamente media horas, tiempo durante el que removeremos de vez en cuando para evitar que se nos pegue.

En el proceso de elaboración del almíbar suele crearse una especie de "espumilla" por arriba que no le da mal sabor pero que yo prefiero eliminar colándolo.

Ya terminamos!! Pondremos las torrijas en una bandeja y las rociaremos con almíbar dándoles la vuelta para empaparlas también por el lado contrario.
Ehhhh!! Reprimid la tentación!! Deberemos esperar al día siguiente para tomarlas. Se habrán acabado de humedecer, el gusto del almíbar habrá llegado al corazón de las torrijas y...ummm se desharán en vuestra boca. Están de pecado!! (De pecado mortal!!!)

Las que os sobren podéis guardarlas metidas en un tapper con el almíbar en el frigorífico. No creo que duren en casa más de un par de días pero si es así no hay problemas en consumirlas durante este tiempo.
Espero os haya gustado esta preparación. 
Por cierto, en la casa de al lado vive una niña que me tiene robado el corazón por lo preciosa que es. Así es, encantadora y deliciosa y tan pronto se ha enterado de que estaba haciendo torrijas esta mañana y al decirle yo que les llevaría tres (una para cada uno de los que son de familia) no ha tardado en responder - O más!!! jajajjaa Qué linda es!! :)
Están hechas de esta mañana, ahora, ya al final de la tarde, se las llevaré y estoy convencida que no esperará a mañana para comerlas. No sé si podrían venir a casa a merendar pero tan solo por ver su preciosa carita relamiéndose estaría encantada de invitarles. 

P.D. Este artículo está dedicado a Victoria ;) quién no me cabe duda llegará a ser una gran cocinera!!

Gajos de gelatina de cítricos..los niños no podrán resistirse

Llamativa guarnición verdad? Además está rica, rica... Naranjas o limones, azúcar y hojas de gelatina..no se necesita más. Queréis saber cómo se hace? Constituye de por sí un buen postre si queréis sorprender a los niños y que de paso tomen zumo de frutas.


ELABORACIÓN:


  1. Ponemos en remojo en agua fría unas 6 ó 7 hojas de gelatina neutra (sin sabor) El número de hojas dependerá de la cantidad de zumo que tengamos que gelatinizar. Los paquetes de gelatina contienen las instrucciones que os indicará con exactitud. Pero vamos, ya os digo que si lleva una o dos más de la cuenta tampoco pasa nada. También podéis utilizar gelatina en polvo pero yo la veo más difícil de dosificar.
  2. Lavamos a conciencia la fruta secándola a continuación. Las cortaremos por la mitad hundiendo el cuchillo dónde se inserta el tallito que une la fruta a la rama. Yo no he cometido el error de hacer el corte en el sentido opuesto y me han quedado las mitades de cáscaras con las zonas de tallo en el centro. Ello conlleva el peligro, como de hecho me ha pasado con una de ellas, de que se agujeree por ahí. Cortándolas en el sentido que os digo eliminamos este riesgo. Es verdad que cortadas así se dificulta en algo a la hora de exprimirlas pero se arriesga menos. 
  3. Exprimimos los cítricos reservando las pieles.
  4. Ayudándonos de una cucharilla eliminamos toda la pulpa que habrá quedado aplastada con cuidado de no romper la parte inferior dónde está el tallo y su parte opuesta...os digo esto porque me ha pasado en una de las mitades y por ahí se me fue parte de la gelatina posteriormente. 
  5. Filtramos el zumo para que quede lo más transparente posible.
  6. Lo ponemos a calentar en un cazo con algo de azúcar, al gusto. La gelatina reduce el dulzor así que para que luego resulte sabrosa no seáis tacaños del todo con el azúcar.
  7. Dejamos que pierda algo de temperatura .
  8. Mientras cogemos las hojas de gelatina que ya estarán muy blandas y las ponemos en un bol.
  9. Sobre ellas echamos un poco del zumo con azúcar caliente (sin hervir) y mezclamos. Añadimos el resto de zumo y mezclamos de nuevo.
  10. Llenamos las mitades de fruta con esta gelatina de zumo azucarado y dejamos enfriar durante las horas necesarias para que solidifique. Sin tocarlas porque cuando comienza a endurecer dejaréis las marcas de los dedos sobre su superficie. Tened paciencia, tardará un poco pero terminará por ponerse dura. Podemos servir las mitades para tomar con cucharilla o podemos cortarlas en gajos... como se prefiera. Eso sí, nada de cortar la gelatina hasta que tengáis certeza de que ha endurecido y si queréis conseguir un corte limpio utilizad un cuchillo perfectamente afilado.

Para sostener las mitades bien equilibradas y que no os rebose la gelatina no conviene cortar la parte inferior de las cáscaras porque luego, al cortarlas en forma de gajos se notaría este corte. Es mejor opción meterlas en una taza o algo parecido que tenga un diámetro algo menor que la fruta. 
Una vez endurecida la gelatina podéis utilizarla así, tal cual, como un sencillo y bonito postre que entusiasmará a los niños o usarla como guarnición. Yo la he puesto de acompañante para un rollo de pavo trufado
María.
Una última nota que agrego posteriormente a colgar la entrada:: Os pongo el vínculo para que podáis hacer unas preciosas velas con las cáscaras de una naranja que os ayudarán a decorar la mesa. Me han parecido preciosas. No os puedo comentar qué tal funcionan porque acabo de descubrirlas y no he puesto en práctica el invento. Espero que os guste.

Os gustó? Agradezco vuestras visitas y si compartís esta receta en vuestro Faceboook o Twitter tampoco os voy a decir que no jajaja