Paté de queso tipo "Philadelphia", magro y mermelada de piña

Desde que hace ya tiempo las campañas publicitarias de determinado aperitivo inundaron nuestros televisores, todos comenzamos a conjugar un verbo que no corresponde a nuestro idioma, DIPEAR...Pues eso que ahora se llama así y de toda la vida ha sido "untar" es lo que podemos hacer con esta preparación. Una idea para tener en cuenta cuando todo son prisas o sencillamente no nos apetece cocinar. Este paté es de lo más rápido, pero sobretodo es sabrosísimo.
Es la primera vez que lo preparo y debo de agradecer la idea a una chiquita muy joven que resultó ser una acompañante muy agradable y que amenizó mi viaje cuando el otro día me trasladaba de Ceuta hacia Madrid. Muchas gracias, Fátima!!



INGREDIENTES:
1 Tarrina de queso crema tipo "Philadelphia" (200 gramos)
1 Lata de magro de cerdo cocido (220 gramos aproximadamente)
Mermelada de piña (con tropezones) Mejor de "La vieja fábrica"
ELABORACIÓN:
Más fácil imposible!!
  1. En un bol aplastamos bien con un tenedor el magro de cerdo cocido, tratando de desmenuzarlo bien y de deshacerlo.
  2. Agregamos el queso tipo Philadelphia y con el tenedor también removemos a la vez que aplastamos la mezcla hasta obtener una crema homogénea pero que conserve un poco de "textura".
  3. Yo me he servido de un aro de emplatar pero podéis simplemente colocar la mezcla sobre el plato tratando de que tenga un aspecto apetitoso. Cubriremos con una capa generosa de mermelada de piña y...ya!!! Cuántos minutos? Pocos. Verdad?
Podemos servir este paté con galletitas saladas o mini biscotes. Al gusto.

Tortilla española (Tortilla de patata)

Muy cuajada, jugosa, con cebolla, sin ella, alta o baja, caliente, tibia...hay tantas tortillas como cocineros. Incluso se establecen verdaderos debates sobre si debe o no llevar cebolla, si es más o menos exquisita en función de la temperatura..Pero digan lo que digan, la mejor, de nuestra madre. A que sí? Le pasa a la tortilla de patata (Tortilla Española), a la paella, a las croquetas y le pasa a todo aquello que hemos comido mil veces en nuestra vida y que por tanto hemos tenido la oportunidad de comparar con la nuestra, la de nuestra casa, aquella que desde chicos nuestra madre nos preparaba.
Esta receta evidentemente no es la receta para la mejor tortilla del mundo porque esa, la mejor del mundo, es la que hace vuestra madre. Esta receta y forma de hacerla, solo es la mía.

´"Tomatá" de la abuela Andrea (mi abuela) - Salsa de tomate frito casera

Todos tenemos grabados en la memoria, aunque haya pasado mucho tiempo, algunos recuerdos de aromas relacionados con la cocina en nuestra niñez. El olor que desprendía el de la salsa de tomate friéndose sobre unos anafres al lado de la lumbre en la que cocinaba mi abuela, en una sartén enorme de hierro; una sartén de esas de antes, negras como la noche...que "criaban" con los años una capa gruesa exterior, es para mí uno de los más delicioso. Aquel aroma que venía de más allá del corral dónde estaba mi abuela, me anticipaba el placer infinito que sentía cuando ella me permitía mojar una mollita de pan cuando el tomate estaba ya casi a punto...La segunda mollita me costaba más conseguirla pero a veces lo lograba!! jeje. Ay!!! Qué delicioso estaba aquel tomate frito!!!
Esa receta pasó a mi madre y de mi madre a mí. Evidentemente yo ya no cocino sobre anafres al lado de una lumbre, lo hago en una olla rápida magnífica y quizás no sea exactamente igual pero puedo asegurar que ahora, mientras escribo esta entrada llega hasta mi ordenador desde la cocina un aroma delicioso y esta vez no voy a mojar dos mollitas de pan. Mojaré muchas más!!! Son los recuerdos y los placeres como estos los que luego nos hace cocineros a algunos y acabamos por sentir que la cocina es una laboratorio perfecto para ofrecer amor a los nuestros. Porque sin ese ingrediente... nada sale bien.
Vale ya de nostalgias!! A por la receta..
Siempre me ha dado una pereza horrible hacer salsa de tomate en una sartén. Seguro que habréis "padecido" alguna vez en vuestros antebrazos las salpicaduras del tomate ardiente que ha llegado a vuestros brazos desde la sartén. A que sí.
Bueno pues yo, desde que tengo una magnífica olla rápida de la que en otra entrada os hablaré, no me cuesta nada ponerme con este plato que además me sale en cantidad suficiente para congelar y tener siempre a mano una estupendísima salsa de tomate casero. Sin ensuciar, sin engorrosos procedimientos, sin tardar una eternidad...
Por qué pienso que esta receta es especial? Pues no solamente porque sea de mi abuela. Encuentro que esta salsa sabe especialmente rica por un aspecto algo peculiar: los pimientos que frío en el aceite antes de comenzar a hacer el tomate. Quién no ha probado un trocito de pan mojado en el aceitito dónde se han frito pimientos? No es absolutamente delicioso? Pues eso tiene mi salsa, el aceite de haber frito un kilo de pimientos rojos en él. Además, cuando está terminada la salsa agregar estos trozos de pimientos fritos en ella, y darles un par de minutos dentro antes de apartar la salsa del fuego, os aseguro que la hace también especial.
INGREDIENTES
  • 1 vaso de aceite de oliva virgen extra
  • 3 pimientos rojos grandes (Aprox. 1 kilo)
  • 3 ó 4 dientes de ajo
  • 1 cebolla bien gorda
  • 2 hojitas de laurel
  • 2 ramitas de perejil
  • Unas bolitas de pimienta negra molida
  • 2 botes de kilo de tomate natural triturado de estupenda calidad
  • 1 ó 2 cucharadas de azúcar

ELABORACIÓN:
  1. Calentamos en la olla rápida el aceite y una vez caliente añadimos los pimientos limpios, secos y cortados en octavos.
  2. Dejamos que se frian lentamente en el aceite, los retiramos y los reservamos.
  3. En el aceite doramos los dientes de ajo laminados.
  4. A continuación añadimos la cebolla bien picadita y dejamos que lentamente vaya pochándose sin olvidarnos removerla de vez en cuando para que no se pegue.
  5. Será el turno ahora de las ramas de perejil, las hojas de laurel y las bolitas de pimienta.
  6. Por último añadimos el contenido de los dos botes de tomate natural triturado y un poco de sal. Cuidado porque luego, al freir, se intensifican los sabores!!!
  7. Cerramos la olla rápida y a partir de que tenga la presión necesaria para que asome la válvula calculamos 20 minutos.
  8. Esperamos a que se despresurice y abrimos la olla.
  9. Añadimos los pimientos fritos que teníamos reservados. Rectificamos de sal y añadimos una o dos cucharadas de azúcar. Dejamos cocinar los pimientos en la salsa apenas un par o tres de minutos, el suficiente como para que se mezclen los sabores pero no se deshagan los pimientos. Apartamos del fuego.
ALGUNAS CONSIDERACIONES
  • No hago esta salsa con tomate natural porque si usamos un tomate de bote bueno queda igualmente estupenda, ahorrándonos mucho tiempo en pelar, cortar, escurrir...Además, lo he intentado muchas veces que he visto tomates que tenían una apariencia preciosa y luego para mi decepción en su interior no había más que agua, la carne era escasa con lo que me salía una tacita de tomate apenas.
  • Por qué reservo los pimientos una vez que los tengo fritos y no los dejo durante la elaboración de la salsa? Porque si se dejan junto con el tomate mientras se fríe los pimientos pierden esa textura deliciosa que les caracteriza y a mí me gusta cuando tomo esta salsa encontrarme "verdaderos" trozos de pimientos frito y no trozos de pimiento que parecen "cocidos".
  • La cantidad de agua que contenga el tomate es inversamente proporcional a la calidad de la salsa. Es decir, si usamos latas con tomate triturado que contenga mucha agua la salsa no nos quedará densa y espesa. Cuando abramos la olla tendremos la desagradable sorpresa de encontrar dentro no una salsa de tomate con cuerpo si no una especie de sopa espesa que nada tiene que ver con una salsa de tomate frito de calidad (Me ha pasado una vez que usé unos botes de una marca que ahora no recuerdo). Antes de hacer esta salsa tendréis que encontrar una marca que comercialice tomate triturado denso, espeso, sin mucha agua.
  • Si veis que el tomate que habéis comprado al tomar una cucharada no hace montoncito arriba y queda plana, querrá decir que contiene demasiada agua y no habrá más remedio que colar previamente el tomate a través de un colador de malla muy finita apretando contra sus pareces. Lo que os quedará en el colador será verdadera pulpa de tomate y el tiempo de realización será muy inferior que si tenemos que cocer y cocer el tomate hasta que ese agua se evapore. En este caso, quizás saquéis poca pulpa y os veáis obligados a utilizar más de dos botes.
  • Por lo anteriormente explicado puede decirse que la calidad de las latas de tomate natural triturado es DETERMINANTE para el resultado de esta salsa.
  • Ojo con las salpicaduras de tomate cuando estéis en los últimos dos o tres minutos tras agregar los pimientos fritos. No cocinéis nunca el tomate con la olla sin tapa. Aunque en estos últimos minutos no la usamos como olla rápida si no como olla normal, hacedlo con tapa. Yo uso una tapadera de cristal de 28 cm de diámetro que se adapta perfectamente a mi olla evitándome así salpicaduras y que toda la encimer quede de pena de manchas..
  • Generalmente es necesario añadir a la salsa una o dos cucharadas de azúcar porque los tomates suelen tener un sabor un tanto ácido. Así que dependerá de la acidez que tengan los que hemos utilizado la cantidad de azúcar necesaria. Si nos agrada esta acidez no le añadimos el azucar. A mí, personalmente me gusta añadírsela porque queda más suave de sabor, pero sobre gustos...
  • Esta salsa puede servir para acompañar pasta de cualquier tipo. Unos tallerines con un poco de esta salsa y un poquito de queso rallado quedan deliciosos. También puede añadirse carne o trocitos de pollo. En ese caso se agregarían con la cebolla, para que se doren y se cocinen un poco antes de añadir el tomate.


Licor de café casero

Esta entrada es solamente para la gente con paciencia. Estar esperando tres meses para degustarlo reconozco que no está al alcance de todos. Llevo años haciéndolo y llegar a los tres meses sin, con la "excusa" de ver como va, ir tomando de vez en cuando el culillo de una copa... no lo logré nunca hasta que di con el sistema: No dejarlo cerca de la cocina. Ponerlo en un lugar fresco y oscuro delante del que yo no pasara más que de vez en cuando. Esta vez lo almacenaré en mi garaje que es como el Polo Norte pero con lavadero,  moto y muchos más cachivaches de los que yo quisiera jejeje No podré probarlo antes de tiempo porque tendría que acordarme de coger una copilla y la verdad, no suelo llevarme copillas cuando voy a poner la lavadora que está allí :) 
Las primeras veces que elaboré este licor lo hice como suele ser habitual, con los ingredientes que indico pero no con el sistema por el que opto ahora. Me explico. Al principio disolvía previamente en un poco de agua el azúcar y luego, cuando se enfriaba el almíbar, se lo agregaba al licor junto con el resto de ingredientes.
El sistema tenía una pega para mí y es que me gusta servir este licor en vasitos de chupitos congelados rellenos con la botella que guardo en el congelador también. Qué ocurría al tener agua? Pues sencillo, que se congelaba y para servir los chupitos tenía que sacar la botella previamente. Lo solucioné no haciendo el almíbar y agregándole solamente el azúcar sin agua.
Si preferís hacerlo con el azúcar ya disuelto no hay problema. Ponéis el azúcar en una cacerola y le agregáis el agua necesaria para humecerla bien pero no más...ya veréis que con poca es suficiente. La lleváis a ebullición despacio removiendo de vez en cuando. Cuando el azúcar está disuelta en el agua dejáis enfriar y ya podéis usarla en el licor.
Con mi sistema el azúcar tarda algo más en disolverse en el alcohol pero al final lo hace. Prefiero tener que remover más veces al día, sobretodo al inicio pero poder meter sin miedo la botella en el congelador y que no se me forme un bloque de hielo.
Vamos a por el licor...
INGREDIENTES (Para litro y medio de orujo)
1,5 litros de buen orujo. También lo he hecho con buen aguardiente de mi tierra (Extremadura) hecho por mi padre que en paz descanse y debo decir que me salió igualmente exquisito.
750 gramos de azúcar "glas"
50 gramos de café torrefacto
100 gramos de café normal
2 ó 3 palitos de canela en rama
La piel de un limón
La piel de una naranja
ELABORACIÓN:
Es preferible hacerlo con más cantidad de orujo pero yo hoy no disponía de más. Ya que nos ponemos lo ideal sería hacer unos cinco litros.
Antes de seguir os cuento que guardé el bote de cristal tamaño XL que véis en las fotografías. Contenía en su día aceitunas gordales y fue un acierto no tirarlo porque luego le di mucho servicio. En las tiendas de lo que llamamos chinos venden botes de cristal de buen tamaño, ahí podéis adquirir uno si no contáis con uno adecuado. Debe ser amplio, de boca ancha para facilitar el meter los ingredientes y también a la hora de remover el licor.
Por lo que hace al azúcar os aclaro que yo nunca compro azúcar glas. La hago yo porque me parece que la que venden en los supermercados tiene un precio abusivo. La pulverizo en la Thermomix y antes de tener este robot en mi cocina lo hacía en un pequeño molinillo de café normal y corriente que tenía reservado solo para este menester. Tardaba más porque tenía que ir poco a poco ya que no cabía la cantidad necesaria de golpe...pero bueno, solo era cuestión de algo de paciencia.
Ahora sí, paso a paso...no puede ser más sencillo:
  1. Pulverizo el azúcar y la convierto en azúcar glas.
  2. Muelo los granos de café torrefacto pero sin llegar a un molido fino que luego me dificultaría a la hora de colar el licor. No sé si se aprecia en las fotografías pero se ven trocitos de café, no polvo.
  3. Pelo el limón y la naranja tratando de llevarme con la piel la menor cantidad posible de parte blanca que luego le da un sabor amargo al licor.
  4. Ahora solamente resta poner el orujo en el bote dónde vayamos a elaborar el licor, agregar el azúcar glas, los dos tipos de café, las dos pieles y las ramitas de canela..
  5. Movemos el conjunto (yo lo he hecho con un palito de los chinos que dejo metido en el bote para facilitarme las cosas y así cuando me acuerdo de moverlo tengo el palillo a mano) No aconsejo dejar ningún instrumento de metal dentro del licor. Ponemos el recipiente en un lugar fresco y oscuro pero del que nos acordemos, eh? Pensad que hay que removerlo alguna vez.
Y ahora el último ingrediente al que hacía referencia al inicio de la entrada: la paciencia...Remover cada día durante la primera semana. Luego ya de vez en cuando, cuando nos acordemos...
Tendrán que pasar tres meses para que os pegue la fotografía del último paso que falta en la elaboración: el colado a través de un filtro de papel para cafeteras o una simple gasa escrupulosamente limpia y reservada solo para ese fin. Así que hasta que ese tiempo transcurra...aquí dejamos el licor de momento.


"Sopa de Nadal amb galets farcits" - Sopa de Navidad con galets rellenos

A que parece que lleva mucho trabajo rellenar los galets? Pués no, no cuesta nada si nos ayudamos de una manga pastelera o un simple bolsa de plástico. Esta sopa es la típica que se sirve en las mesas catalanas el día de Navidad. De todos modos yo, que no soy catalana, no la he reservado nunca para esta ocasión. Hoy por ejemplo os la presento aprovechando que había hecho Escudella i carn d´olla y me quedaba caldo que he aprovechado para la cena de hoy elaborando esta rica sopa catalana.
 
Aclararé que es conveniente tener en el frigorífico desde el día anterior el caldo que vamos a utilizar para poder desgrasarlo. Ya sabéis que la grasa que contienen los caldos, al enfriarse, se solifica en la parte superior formando una película endurecida que es muy fácil eliminar. No por ello restaremos sabor alguno al caldo, la grasa solo aporta calorías, la calidad del caldo queda intacta sin ella.
También debo decir que como en casa solo somos dos y lo que se suele necesitar de relleno es tan poco para unos 20/22 galets que vienen a ser dos raciones, no me merece la pena preparar este relleno únicamente para hacer esta sopa. Lo que hago es reservar una parte de la "Pilota" cuando hago la escudella en un taper pequeñito bien hermético y la guardo en el frigorífico. Al día siguiente relleno los escasos 22 galets que preciso para dos.

INGREDIENTES
Para el relleno de los galets (para 8/10 personas)
  • 1 diente de ajo
  • Un poco de perejil picado
  • Miga de pan de "pagés"
  • Leche entera
  • 1 huevo
  • Sal
  • Pimienta negra molida
  • 125 carne de cerdo picada
  • 125 carne de ternera picada
  • Un poquito de harina
ELABORACIÓN:

En un cuenco picamos el diente de ajo bien pequeño así como las ramitas de perejil. Desmigamos las rebanadas de pan de pagés y agregamos un chorreón de leche.
Iremos aplastando con un tenedor todos los ingredientes bien revueltos. Añadiremos el huevo, la sal y la pimienta negra molida y mezclaremos bien el conjunto.
Por último trabajaremos la carne picada con el resto de ingredientes que tenemos en el cuenco. Puede hacerse con un tenedor pero a mí, que no me importa nada mancharme las manos en la cocina, me gusta hacerlo manualmente porque creo que queda más homogéneo.
Es conveniente que no quede una mezcla excesivamente dura y compacta. Es preferible que quede algo más blandita para que al cocer esté jugoso el relleno.
Lo ideal es utilizar una manga pastelera pero yo tenía la mia utilizándose con otra receta que estaba preparando y eché mano de una simple bolsa de congelados de las de tamaño pequeño que están hechas de un plástico más fuerte que las corrientes y que además pueden cerrarse herméticamente por arriba evitando que al apretar la bolsa el relleno se nos salga por arriba.
Como podéis apreciar en la fotografía corté un pizca la punta, no mucho. Tened en cuenta que no conviene que el agujero quede de un diámetro superior al de la "boca" del galet porque de ser así se nos ensuciarian al rellenarlos.
Ya veis lo sencillo que es. Un galet en la mano derecha y meter la "boquilla" de la bolsa en él. Apretamos un poquito y rellenamos todo el interior de la pasta.
Aquí tenéis todos los galets rellenos ya. No suele salirse el relleno de los galets pero por si las moscas, a mí me gusta "sellar" el relleno con una chispita de harina corriente. Pongo un puñadito en un plato pequeño y simplemente voy "mojando" la boca del galet sobre el plato de harina.
Tendremos el caldo hirviendo y echaremos los galets. Los dejamos coceer a fuego no muy fuerte para evitar que se nos rompan. Removemos de vez en cuando. Prefiero no concretaros del todo los tiempos porque dependerá mucho de la marca de pasta que utilicéis, del tamaño de los galets y por supuesto del gusto de cada uno. A mí no me gustan "al dente" así que los hiervo bastante. No he medido exactamente los minutos pero creo que se han llevado casi 30.
Esto es todo. Lo que os decía al inicio, parece una sopa de larga elaboración pero podéis ver que no, que lo que parece más dificultoso que es el relleno de los galets no lo es...
En fin, espero que os guste si os animáis a hacerla.

Escudella i carn d´olla - Cocido catalán

Cada zona de España tiene su cocido, el puchero malagueño, el cocido madrileño, la escudella catalana, el pote gallego... Tienen muchas semejanzas entre ellos en su elaboración  y también son comunes los ingredientes que podrían diferenciarse en tres grupos: carnes, verduras, legumbres y en ocasiones, pastas. La "escudella catalana" es un cocido delicioso, de esos que reconfortan el cuerpo y que te deja como nueva con estos fríos del invierno.
Cualquier cocido se trata de una cocción lenta partiendo de agua fría en la que se introducen primero las carnes y huesos, luego las legumbres y más tarde las verduras. De todos ellos además del plato principal, suele hacerse con el caldo sobrante una sopa.
Pero aún teniendo semejanzas cada uno de los cocidos que tenemos en España tiene sus peculiaridades dado que se adaptan a los productos de la zona. Incluso de una localidad a otra o de una familia a otra, hay pequeñas diferencias.
Hoy quiero traeros un plato extremadamente frecuente en la mesa de las familias catalanas, se trata de lo que ellos llaman "Escudella i carn d´olla".
Empecemos por detallar los ingredientes que precisaremos. Debo aclarar que resido en Madrid y que como es lógico no siempre se encuentran todos los ingredientes propios de otra zona, así que esta mañana cuando fui a la compra no encontré butifarra negra, por eso veréis que os la incluyo en los ingredientes pero que no aparece en las fotografías.
Yo hago los cocidos en olla rápida pero como siempre os digo, sin ella también es posible cocinar este plato armándose de algo más de paciencia.

INGREDIENTES
Carnes y huesos
  • 1/4 de gallina o pollo
  • 1 trozo de tocino de papada
  • 1 trozo de costilla de ternera
  • 1 trozo de morcillo de ternera
  • 1 butifarra blanca
  • 1 butifarra negra
  • 1 punta de pecho de cordero
  • 1 trozo de careta de cerdo
Legumbres y pastas
  • Garbanzos (puestos en remojo la noche anterior)
  • Fideos gorditos o galets
Verduras
  • 1 patata bien gorda
  • 1 cuantas zanahorias
  • 1 rama de apio
  • 1 puerro
  • Col
Para la "Pilota" (Pelota)
  • 1 diente de ajo
  • Un poco de perejil picado
  • Miga de pan de "pagés"
  • Leche entera
  • 1 huevo
  • Sal
  • Pimienta negra molida
  • 1 poco de carne de cerdo picada
  • 1 poco de carne de ternera picada
  • Un poquito de harina

ELABORACIÓN
  1. La noche anterior habremos puesto en remojo los garbanzos. Es mejor en agua tibia con un puñadito de sal.
  2. Para cualquier tipo de cocido necesitaremos una olla alta y bien amplia, de por lo menos 8/10 litros. De lo contrario no tendrá espacio suficiente para albergar las carnes y verduras y no podremos obtener demasiado caldo. Pensad que lleva muchos ingredientes y que en total ocupan un buen volumen. En el fondo de esta olla pondremos todas las carnes y huesos (excepto las butifarras y la "pilota"). Llenaremos la olla con agua fría y un poquito de sal y la llevaremos a ebullición. Con la sal hay que tener cuidado, es mejor, si nos hemos quedado un poco cortos, salar luego algo más el caldo que pasarnos desde el inicio, así que ahora, de entrada ponemos sal pero con mesura.
  3. Cuando lleva unos minutos hirviendo retiramos la espuma que se va formando el la superficie con un cucharón y la desechamos. De momento mantendremos al olla abierta, sin tapa.
  4. Mantenemos el fuego bastante vivo durante los diez o quince minutos primeros para que el caldo comience a "trabar". Durante este tiempo veremos que vuelve a flotar en la superficie más impurezas que deberemos retirar.
  5. Pasados los primeros 10/15 minutos primeros bajamos el fuego y tapamos la olla rápida. Esperamos a que adquiera presión y a partir de este momento contamos media hora larguita.
  6. Cuando la olla rápida se ha despresurizado la abrimos, puede que durante esta primera media hora ya se hayan ablandado suficientemente algunas carnes, por ejemplo el pollo. Si es así, lo retiramos ya que de permanecer en el caldo durante la cocción de las verduras y garbanzos terminaría deshecho.
  7. Ahora será el momento de añadir  al caldo los garbanzos metidos en una malla para que luego sea fácil extraerlos y no se mezclen con las carnes. Y si decido cocer la patata entera, como utilizo una de gran calibre, la echo junto con los garbanzos porque sé que no se me me va a deshacer. Caso de decidir utilizar la patata pelada y troceada la dejaría para el final, cuando los garbanzos ya estén casi cocidos.
  8. Volvemos a cerrar la olla y contamos 25/30 minutos a partir de que haya adquirido presión. De todos modos, insisto, los tiempos de cocción dependerán de la olla rápida que utiliceis y de la calidad de los ingredientes. En la mía con este tiempo es suficiente.
  9. Mientras tanto vamos preparando la "Pilota".
    En un cuenco picamos el diente de ajo bien pequeño así como las ramitas de perejil. Desmigamos las rebanadas de pan de pagés y agregamos un chorreón de leche.
  10. Iremos aplastando con un tenedor todos los ingredientes bien revueltos. Añadiremos el huevo, la sal y la pimienta negra molida y mezclaremos bien el conjunto.
  11. Por último trabajaremos la carne picada con el resto de ingredientes que tenemos en el cuenco.  Puede hacerse con un tenedor pero a mí, que no me importa nada mancharme las manos en la cocina, me gusta hacerlo manualmente porque creo que queda más homogéneo.
  12. Miraremos si la mezcla de carne nos ha quedado "manejable" como para formar una gran albóndiga, que eso es lo que es la "Pilota", una albóndiga, pero que en lugar de darle forma redondeada suele hacerse algo alargada. En el caso de que veamos que la mezcla está demasiado blanda con añadir una pizquita de pan rallado solucionaremos el problema. Si es lo contrario y falta liquido podemos agregar otro huevo o un chorro de leche.
  13. Una vez tengamos la pilota formada la enharinaremos ligeramente y la reservaremos.
  14. Transcurridos los 25/30 minutos de cocción de los garbanzos volveremos a abrir la olla rápida y sacaremos de ella todas las carnes y huesos. A estas alturas ya estarán perfectamente cocidas. Las carnes yo las pongo en un recipiente dónde quepan sin apretujar y las cubro con parte del caldo caliente. Así no me hacen "costra" y se mantienen calentitas.
  15. A partir de aquí uso la olla rápida como olla normal, con una tapa de cristal que tengo de la misma medida de la olla y así evito una evaporación excesiva del caldo. ¿Por qué no termino la cocción de todo con olla rápida? Pues porque creo que el "cuerpo" que tiene que tener "La escudella" se adquiere mejor con una cocción tradicional y porque cada verdura tiene su tiempo y la olla es demasiado rápida y no me permite comprobar el grado de cocción de cada verdura y es muy fácil pasarse. 
  16. Así que voy echando las verduras por tiempos, primero las ramas de apio, el nabo y la patata cortada grandecita (si no he decidido añadírsela entera con piel junto con los garbanzos como hago muchas veces).
  17. Cuando veo que casi están las verduras es el turno de las butifarras y la pilota (ésta con cuidado para que no se nos parta ya que pesa un poquito y si la dejamos jugosita tenderá a doblarse). Tened en cuenta que tanto butifarra como pilota no tardará más que unos minutos en hacerse ya que están compuestas de carnes picadas y el proceso de cocción es muy rápido. 
  18. En este momento ya tendremos preparada el caldo base de la escudella y la "carn d´olla". Nos habrá sobrado más caldo de que vamos a precisar. Lo reservaremos para el día siguiente o lo congelaremos sacándolo de la olla.
  19. Sólo nos resta hervir los galets. Se trata de una pasta en forma de caracol. Los hay de distintos calibres, suele usarse unos bastante grandecitos. Ya véis el tamaño de los de la fotografía comparándolo con el tenedor. Una ve cocida la pasta serviremos la sopa y luego las verduras con las carnes.
NOTA. En mi localidad me ha sido imposible encontrar Galets. He tenido que buscar en Hipermercados en Madrid y los he localizado en Carrefour. No sé si los hay en todas épocas del año o ahora los tienen por acercarse la Navidad. Si no os resulta posible adquirirlos pueden sustituirse por macarrones de gran tamaño o cualquier otra pasta que no sea pequeña. Vuestra "escudella" no hablará catalán pero estará igualmente rica jejeje
 
A partir de aquí podremos elaborar distintos platos cuyas explicaciones iré colgando en sucesivas entradas:
  • La escudella i carn d´olla suele servirse con el caldo y la pasta (galets) primero y por otro lado las carnes y verduras. Es costumbre que cada comensal se sirva las carnes que guste, las acompañe en su plato con parte de las verduras y riegue el conjunto con un chorrito de aceite de oliva.
  • Pero también puede hacerse lo que en Cataluña llaman "Escudella barrejada" (Escudella mezclada) (No estoy segura de que en catalán se escriba así, disculpadme si no lo he escrito bien) Es decir, con todos los ingredientes troceados y mezclados dentro del caldo (Carnes verduras, legumbres y pasta). En este caso en lugar de galets es habitual utilizar fideo gruesecito.
  • Incluso en Navidad es típico que se tome "Sopa de Nadal amb galets farcits" - Sopa de Navidad con galets rellenos.

Paletilla de cordero asada a la sepulvedana

No sé por qué la gente no se anima más a hacer asados. Probablemente porque tienen una leyenda negra sobre ellos que es difícil de eliminar. Hacer un buen asado no tiene especial dificultad, si acaso el tiempo que lleva su elaboración pero mientras el horno "trabaja" nosotros podemos ir y venir a él para comprobar como va el asado y mientras usar estos tiempos entre visitas en lo que nos apetezca.
Vamos con este a ver si contribuye a que más gente se anime con ellos.

 

Cuando compremos el cordero, pediremos al carnicero que nos de un par de "golpes" en la paletilla (la que compramos, no en la nuestra, claro jeje) pero sin llegar a seccionar del todo. Se puede preparar de igual forma la pierna del cordero pero en casa no somos más que dos y, además, me gusta más la paletilla porque me resulta más jugosa y tierna que la pierna.
INGREDIENTES (para dos)
  • 1 Paletilla de cordero
  • Sal
  • Pimienta negra molida
  • Manteca de cerdo ibérica
  • 1 cebolla
  • 2 hojas de laurel
  • Unos granos de pimienta negra entera
  • 1/2 limón
  • 2 dientes de ajo
  • 1 litro escaso de agua
  • 2 patatas gordas
ELABORACIÓN DEL ASADO
  • Precalentaremos el horno a su máxima potencia. Con calor por arriba y por abajo.
  • Antes de comenzar a cocinar la paletilla prepararemos el caldo corto con el que iremos regando el asado. Lo haremos así:
Pelaremos la cebolla y la trocearemos grande. Los dientes de ajo los pelaremos y le daremos un golpe con la maza del mortero o con la hoja de un cuchillo ancho pero sin llegar a romperlos en trozos, solo lo suficiente para que se produzca alguna abertura en ellos y extraigan mejor su sabor.
Tomaremos una olla con un litro escaso de agua y le agregaremos los ajos, la cebolla, el medio limón un poco exprimido en ella, las bolas de pimienta negra y un poco de sal.
Dejaremos que hierva durante un cuarto de hora. Pasado el cual colaremos este caldo corto y lo reservaremos.
Ahora salpimentaremos la pieza de carne por ambas caras.
En un pequeño recipiente pondremos un poquito de manteca de cerdo ibérica para que se funda y sea más fácil extenderla. No necesitaremos mucha porque el cordero ya de por sí lleva su grasa así que con poca tendremos bastante. La suficiente para con una brocha "pintar" la paletilla por los dos lados para favorecer el dorado ya dentro del horno.
Meteremos en el horno caliente (al máximo de temperatura) la paletilla y dejaremos que se dore muy bien por uno de los lados, dándole la vuelta después para que se dore por el otro.
Cuando la paletilla esté dorada por ambos lados bajaremos el calor del horno a unos 180 grados aproximadamente para que se haga lentamente.
A partir de aquí y cada 15 minutos aproximadamente echaremos un cazo del caldo sobre la bandeja (no sobre la carne) y con un cucharón "rascaremos" el fondo al que se irán adhiriendo la sustancia que va echado la carne. Mezclaremos así este fondo con el caldo y será con esta mezcla con la que regaremos la carne.
El truco para que el asado nos quede jugoso y tierno consiste en que jamás se quede seco, de ahí la importancia de vigilarlo cada rato para ir agregándole cucharones de caldo según vaya evaporándose el líquido dentro del horno.
El tiempo que tardará en estar listo dependerá en buena medida de la calidad y edad del cordero y por supuesto de las características de nuestro horno. Si no es cordero lechal suele tardar unas dos horas, pero ya digo, depende.
Aproximadamente a la mitad del tiempo limpiaremos escrupulosamente dos patatas bien gordas. A mí me gusta comer las patatas asadas con piel, de ahí que las lave bajo el chorro de agua del grifo con un cepillo de uñas que tengo reservado exclusivamente para la cocina. Así quedan perfectamente limpia la piel y puede comerla quién le guste asada.
Las partiremos longitudinalmente por al mitad y las añadiremos al asado. Regándolas a partir de aquí cada vez que hagamos lo propio con la carne.
Eso es todo, no hay más trucos!! El cordero asado con este líquido en el fondo de la bandeja quedará jugoso y tierno. Nada seco.
A la hora de servir dividid el cordero en tantas porciones como comensales haya y acompañadlo de las patatas asadas. Regamos todo con el exquisito fondo que se habrá formando durante el asado. No hay cosa más deliciosa que esta salsita...ummm Os animo a que probéis este asado!! Ya me contaréis.
 

Boquerones en vinagre

Uno de mis descubrimientos gastronómicos de los años que viví en Málaga fue esta forma exquisita de preparación de los boquerones. He comido boquerones en vinagre en muchos sitios pero debo reconocer que pocas veces me han parecido más deliciosos que los que me ponían en Málaga acompañando una cañita de cerveza helada en el mostrador de cualquier bar humilde. Como podréis ver a continuación, es un plato sencillo de preparar pero que tiene sus “trucos” para que nos queden bonitos a la vista pero sobretodo, para que sean una bendición para el paladar.
Me gustaría comentaros algunas cosas sobre este pescado antes de entrar en materia de la preparación del rey indiscutible del famoso “pescaíto frito” malagueño. Pescado que, por cierto,  según la zona de España es denominado de una forma. Anchoa, boquerón o bocarte no dejan de ser formas distintas para designar la misma especie.
Y es que por algo a los malagueños se les llama “boquerones”, porque es en esta zona dónde se pesca el boquerón de mejor calidad (Dicen).
Desgraciadamente cada vez se encuentra con menor frecuencia en los mercados de esta zona el verdadero boquerón malagueño. Aunque no puede asegurarse cuales son los motivos,  varias son las razones que barajan los entendidos para explicar este descenso en las capturas.
De una parte el caladero malagueño se ha visto sobreexplotado ya desde antiguo. De otra  las subidas de las temperaturas del agua del Mediterráneo debidas al cambio climático y a esto hay que añadir el aumento de salinidad debido al descenso de aportaciones de agua dulce de los ríos y a la escasez de lluvias.
El boquerón se mueve en las zonas dónde se mezcla el agua dulce y salada. Por lo visto, este aumento de la salinidad del agua provoca la merma de las especies que conforman su dieta y a la vez propicia el aumento de sus depredadores.
Cuando hablo del boquerón malagueño, hablo del “engraulis encrasicholu”  y en concreto del “boquerón victoriano”, el que proviene de las capturas en la bahía de “El Rincón de la Victoria” (Localidad de la provincia de Málaga) que es considerado por muchos como el mejor boquerón de la Península. Se trata de un boquerón más pequeño, más plateado y duro y sin tonos rojizos ni en agallas ni en ojos. Éste sería el ideal para utilizar si queremos degustar un verdadero pescaíto frito pero el descenso en las capturas y el consiguiente aumento de precio están haciendo cada vez más difícil su utilización salvo que se esté dispuesto a pagar en ocasiones precios de escándalo.
En el Mediterráneo español, la época idónea para su consumo son los meses de julio y agosto que es cuando suben a la superficie del agua del mar y cuando, por la grasa que han acumulado durante el invierno, la carne de este pescado está más sabrosa,  aromática y tiene mayor peso. Es en este momento cuando encontraremos en los mercados el boquerón en un estado excelente de frescura. En otras épocas del año, generalmente, lo que podremos adquirir son boquerones que proceden de zonas marítimas que están más alejadas de las costas españolas.
Por último, no quiero dejar de mencionar que este pequeño pez pertenece a la familia de los Engraulidos (Engraulis encrasicholus) que abunda en el Mediterráneo también es una de las especies que se asocia a problemas de alergia debidas al Anisakis  pero que si tomamos las precauciones debidas congelándolo 48 horas a más de 20 grados bajo cero antes de su preparación no correremos peligro alguno al consumirlo.
INGREDIENTES
  • Boquerones muy frescos
  • Dos vasos de los de agua de vinagre de vino blanco de buena calidad
  • 1 vaso de agua muy fría
  • Un puñadito de sal (sin pasarse)
  • Agua muy, muy fría
  • 2 dientes de ajo
  • Unas ramitas de perejil
  • AOVE
TRUCOS PARA QUE NOS QUEDEN PERFECTOS
En la elaboración de los platos más conocidos cada maestrillo tiene su librillo. En cada casa se aplica unos u otros trucos. Estas son las condiciones indespensables que yo considero que debemos respetar para que nos queden unos deliciosos boquerones en vinagre:
  • Que el boquerón sea absolutamente fresco. Compraremos el boquerón cuando lo veamos terso, firme al tacto, sin magulladuras, especialmente en la zona ventral, sin tonos rojizos ni en ojos ni en agallas.
  • Que durante todo el proceso utilicemos agua lo más fría posible, incluso con cubitos de hielo.
  • Que los congelemos ya limpios escrupulosamente, en un recipiente de cristal, por espacio de 48 horas. No más tiempo. Yo he comprobado que si este período que es suficiente para eliminar el problema del Anisakis, lo alargamos a más días, la textura del boquerón una vez descongelados se ve afectada.
  • Que el vinagre que utilicemos sea vinagre de vino blanco, de buena calidad.
  • Una tendencia en algunos, por desconocimiento, es tratar de adquirir los boquerones de mayor tamaño cuando en realidad para esta prepración es más aconsejable utilizar un boquerón de talla media.
  • Que el aceite que usemos sea de la mejor calidad posible, el gusto que aporta un buen aceite de oliva virgen extra es imprescindible para que esta receta resulte deliciosa.
  • Que los boquerones que compremos sean de un calibre parecido entre ellos para que el tiempo de curación sea el mismo. De lo contrario, si compramos el boquerón con tamaño muy distinto unos de otros, dificultará porque los gruesos tardarán más en hacerse que los de tamaño pequeño y si esperamos a que estén los grandes, los pequeños nos quedarán demasiado curados.
LIMPIEZA DE LOS BOQUERONES
Prepararemos dos recipientes bien grandes con agua muy fría, incluso si estamos en época de calor agregando cubitos de hielo. Iremos pasando los boquerones de uno al otro según vayamos procesándolos.
  • Primero cortaremos las cabeza y las colas (algunos “puristas”  dejan los dos lomos unidos por la cola que respetan durante toda la elaboración. A mí personalmente me parece un engorro y directamente se las elimino cuando los descabezo).
  • A continuación los eviscero. Esta limpieza debe ser escrupulosa y tendremos que asegurarnos de dejarlos bien limpios de cualquier resto de tripa que amargaría después al degustarlos. Al retirarlos la tripa ayudándome de la uña del pulgar presiono desde desde la zona ventral hacia la cola para separarlos en dos lomos. Uno se queda sin espina y el otro con ella pegada. Según vayamos evisceran uno a uno los iremos pasando al otro recipiente que contiene agua muy fría.
  • Ahora procederemos a desespinarlos con cuidado de no romper la carne. Metiendo la uña del pulgar bajo la espina comenzaremos a “empujar” bajo ella desde la zona del cuello hacia la dirección de la cola, veremos que la espina se separar sin dificultad alguna del pescado. En todo momento, salvo el boquerón que en ese momento estemos limpiando, el resto permanecerá en uno de los barreños con el agua como ya he dicho muy fría. Si vemos que las aguas van poniéndose rosa las cambiaremos tantas veces como sea necesario para que permanezcan totalmente transparentes.
  • Una vez perfectamente limpios los escurrimos y ya están listos para la congelación que durará 48 horas. Yo los seco un poco con papel de cocina y los envuelvo en film plástico cerciorándome de que no quede aire alguno dentro del paquete. Una vez transcurrido estos dos días los descongelaremos muy despacio.
Tras la descongelación con la que habremos eliminado el peligro de Anisakis procederemos a “curarlos”.
ELABORACIÓN DE LA SALMUERA PARA CURARLOS 
  • Se trata de una especie de escabeche formado por vinagre, agua y sal que permitirá encurtir el pescado.
  • Aunque algunos no utilizan el agua yo personalmente creo que es mejor añadírsela porque el proceso de curado es más lento y por tanto con menor peligro de que el boquerón quede demasiado duro por un exceso de vinagre. Conteniendo agua la salmuera tarda un tiempo más pero el resultado es mucho mejor que si no tiene agua.
  • Las proporciones vienen a ser aproximadamente el doble de vinagre que de agua y un puñadito de sal, no demasiada. Incluso podéis aumentar la proporción de agua con relación al vinagre si no os importa esperar más tiempo a que se curen.
  • Es importante mover bien esta mezcla antes de introducir el pescado en ella. Ah! Que me olvidaba!! No utilicéis recipientes de metal para poner a curar los boquerones, el vinagre con el metal podría provocar reacciones químicas. Fijaos que el recipiente que yo utilizo aunque es de metal lleva una capa de esmaltado que separa el pescado del material metálico.


  • Hecha la mezcla introduciremos en ella los boquerones con la piel hacia abajo. Es importante que el líquido cubra perfectamente los boquerones y que estos estén amplios en él.
  • El tiempo que deberán estar en esta mezcla dependerá del tamaño del boquerón, de la proporción de vinagre y agua que pongamos y de la calidad del vinagre.En este caso concreto, que he usado un boquerón de cierto tamaño porque no he encontrado uno menor, los he tenido salmuerizándose unas 10 horas. Cuando utilizo boquerón de menor tamaño con 8 suele ser suficiente.
Ya veis que están perfectamente curados. De todos modos aunque por fuera estén blancos deberemos sacar uno del líquido y partirlo por la mitad para comprobar que la carne interior también está curada.
Cuando estén curados los sacamos de la salmuera, y casi sin lavar o dándoles un rapidísimo baño bajo el grifo con agua fría, los escurrimos y los vamos colocando en la bandeja dónde luego los serviremos tras secarlos un poco con papel de cocina con cuidado de no romperlos.
EL ALIÑO
Tendremos preparado ajito picado no demasiado grande porque hay a quién aunque le guste el aroma del ajo, no le gusta encontrarse demasiado ajo al comerlos. También picaremos unas ramitas de perejil y tendremos a mano la aceitera con el mejor aceite de oliva virgen extra que podamos encontrar.
Iremos colocando los boquerones en capas, con la piel hacia abajo y cubriendo estas capas con un poco de ajo y perejil y rociándola con un buen chorrito de aceite; encima otra capa de boquerón que condimentaremos lo mismos y así hasta terminar…
Una vez terminados de aliñar se meten en un recipiente hermético en el frigorífico hasta su consumo.
Aconsejo sacarlos un rato antes de degustarlos porque a temperatura ambiente los sabores son más profundos y resultan más agradables al comerlos.