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Un postre del Bulli: Sopa de melón a la menta con pomelo rosa

Con una moussaka y una ensalada yo no soy capaz de tomarme un postre supercalórico así que hojee el libro de Ferran Adrià "La comida de la familia" (Ed. 2019) que todavía estaba en la mesa de mi salón después de haber escrito la receta que ofrecí en este blog del gazpacho del mismo chef. 
Enseguida que leí el título sabía que me encantaría la combinación de sabores. Es el postre del menú 31: Sopa de melón a la menta con pomelo rosa (P. 386/387).

Cómo se hace el auténtico allioli solo con ajo y aceite (Sin huevo ni yemas)

No seré yo quien sustraiga halagos a la gastronomía catalana. Muy al contrario, mi cocina está cuajada de platos catalanes que elaboro con cariño y cierta nostalgia. Ahora bien, de ahí a decir que el allioli (o ajoaceite) es de origen no ya de la antigua Corona de Aragón, si no en concreto de Cataluña va un trecho y muy largo. Primero porque no hay prueba histórica alguna que lo demuestre. Segundo porque el uso y mezcla de elementos tan humildes de la cocina como el aceite y los ajos, forma parte de casi todas las cocinas de nuestro país y de todas las del Mediterráneo. Que se lo digan a los valencianos que llevan toda la vida acompañando su paella con el exquisito allioli.

Del recetario popular de Málaga: Porra de naranja con bacalao

Tan malagueña como la Porra a la que estamos acostumbrados y que lleva tomate, es esta porra de naranja.Tiene sus orígenes en la misma cocina popular que aprovechaba los ingredientes humildes que había a mano. Ahora estamos acostumbrados a tener tomates durante todo el año pero ya sabéis que no siempre fue así. En invierno no había tomates y es entonces, en las épocas en que no se podía acceder a ellos, cuando en las casa malagueñas se hacía esta porra de naranja. Por cierto, la combinación de naranja y bacalao es muy del gusto de los andaluces en general y de los malagueños en particular, pensemos en la ensalada malagueña (Con bacalao, naranja y patata y cebolla) o en el remojón andaluz

Chirlas o almejas a la marinera en diez minutos

Las almejas y chirlas a la marinera es un plato que se elabora mucho en la cocina gallega. De hecho aprendí esta forma de prepararlas de una gran cocinera gallega, Pepita (¡Ay! Se me despierta un sonrisa con su recuerdo...)
No se trata ésta de la preparación habitual en la que se incluye cebolla en la salsa. Las vamos a preparar mucho más rápidamente. De hecho tardan eso, cinco minutos en hacerse. Está claro que esta preparación vale igual para unas magníficas almejas que para unas humildes chirlas. Quedan igual de buenas.

Ensalada campera o ensaladilla de verano

Se llama ensalada campera pero en realidad en verano, casi puede servirse como plato único acompañada de pan y un buen gazpacho. Hay quien la conoce como ensaladilla de verano. Es fácil, sabrosa y nutritiva. En verano es un plato que apetece siempre. Conviene prepararla con tiempo para que los sabores se integren y resulte más sabrosa todavía. Puede hacerse por la mañana para degustarla cuando se viene de la playa (cuando podamos ir, claro) Fresquita está riquísima pero no demasiado fría para que no pierda sabor.

Tarta de queso de "La Viña"

Pocas tartas son tan famosas como esta. Tiene varias razones para que así sea. Entre las tartas de queso no hay ninguna más fácil de hacer. Pero además tiene la fama de ser la mejor tarta de queso.Todas me encantan pero esa cremosidad que caracteriza a esta tarta, la suavidad que se nota en el paladar...ummm no sé, creo que si me obligan a elegir entre ellas, lo tengo claro: La tarta de queso de "La Viña" hecha fielmente según la receta de Santiago Rivera dueño del bar "La Viña" en el casco antiguo de San Sebastián dónde llevan preparándola desde hace casi treinta años. Sin embargo no es hasta hace unos diez años cuando, debido a Internet, la tarta ha posicionado en la cima de la mayoría de rankings de cheescakes de nuestro país. Es increíble el fenómeno que se ha producido con esta tarta llegando a traspasar nuestras fronteras.

Fabes (o judías blancas) con chorizo.

Tiempo ha puse en este blog la receta de la fabada paso a paso. Tuve hace años una compañera en el trabajo más asturiana que el compango, de las que se enfadaba con tan solo mencionar la posibilidad de cocer les fabes en olla rápida (yo también me enfado, lo reconozco, así soy de talibana). Me detalló la receta tan pormenorizada y me hizo tanta advertencia que casi pensé que me la iba a tatuar en el brazo para que no me olvidara de nada. Y no me olvidé nunca más. ¡Cualquiera se atrevía! Puestas así las cosas, en adelante ya nunca varié un solo detalle de sus indicaciones. Lo cierto es que a partir de desvelarme sus secretos me sale una fabada cojo/nuda (¿Así queda menos grosero? No. Ya lo sé).

Pimientos del piquillo rellenos de brandada de bacalao

He hecho muchas veces pimientos con bacalao. Pero una cosa es rellenarlos con la típica mezcla que muchas veces se hace como una bechamel con base de cebolla frita a la que luego se agrega el bacalao y bastante leche y otra cosa es rellenarlos con una brandada de esta categoría. La hice siguiendo la receta que figura en el libro de Joan Roca "Las mejores recetas de mi madre" y de verdad que estos pimientos ya son "otro nivel". No exagero. Ni siquiera les hace falta una salsa demasiado elaborada y trabajosa, llevan en el "corazón" un tesoro tan exquisito que aplicaría aquí también lo de "menos, es más".

Receta de brandada de bacalao (de "Las mejores recetas de mi madre" de Joan Roca)

Nos vamos a ceñir hoy a la receta que de la brandada de bacalao contiene el libro del chef Joan Roca  de El Celler de Can Roca, "Las mejores recetas de mi madre" que es una selección de recetas de la cocina tradicional catalana que su madre (Dª Montserrat Fontané) ofrece en el restaurante Can Roca de Gerona. 

Albóndigas caseras en salsa de almendras

Leo en algunas partes que este plato tiene un origen catalán. No tengo nada claro que las albóndigas en salsa de almendras pertenezca a la gastronomía catalana. De hecho las he visto servir siempre en los restaurantes andaluces y sé que se hacían de forma habitual en muchas casa de Málaga.  Da igual de dónde sean ¡Están igual de ricas! Esta forma de prepararlas es incluso más fácil que otras aunque eso sí, un poquito laboriosas como todas las albóndigas. De todos modos ya que nos ponemos podemos hacer para varias veces ya que no tendrás ningún problema en congelarlas y tenerlas listas para cuando no te apetezca arrimarte a los fogones.

Bienmesabe de Antequera (Mi versión aligerada)

Aclaremos que no hablamos del Bienmesabe gaditano, un pescado (cazón) en adobo, rebozado y frito ¡Que está buenísimo! Hoy traemos el Bienmesabe de Antequera. Este dulce es típico de esta localidad hermosísima de la provincia de Málaga y probablemente tiene orígenes árabes. Hay que decir también que se hace con algunas variaciones en Canarias y en algunos países sudamericanos. Se trata de un plato en el que las almendras y el cabello de ángel son sus principales ingredientes y que tiene una fácil y rápida preparación porque puede hacerse sin horno y los bizcochos que se usan (los de soletilla) pueden adquirirse hechos ya ¡Es un postre para auténticos golosos, sin duda!

¿Por qué no logramos un delicioso, suave y cremoso flan de huevo casero?

¿A quién no le gusta el flan? Un flan de huevo casero es uno de los postres más apetecibles y exquisitos que pueden tomarse. Suave, cremoso, bien fresquito, yo lo prefiero sin agujeritos, con un caramelo líquido de precioso color ambarino bañándolo, acompañado de una deliciosa nata montada, o de unas fresas maduras...Oh! ¿Puede haber algo más rico?
La cuestión es que a pesar de que su elaboración es teóricamente muy sencilla, no siempre nos queda perfecto. A veces sale sin cuajar, aguado. Otras veces el caramelo no está en su punto y amarga. Nos gusta ese flan con textura suave pero nos quedan los dichosos agujeritos en el interior. En ocasiones parecía que nos había salido perfecto pero a la hora de desmoldar... ¡Se nos rompe! Otras tiene una desagradable costra por encima.

Gazpachuelo de pescado. Una sopa clásica malagueña

El gazpachuelo y el ajoblanco son dos de las sopas más tradicionales de la maravillosa gastronomía malagueña. Es rara la casa que en la provincia malagueña no toman gazpachuelo habitualmente como primero en invierno o incluso para la cena. Hay tantas variantes de esta sopa que incluso tiene su propio libro: "Gazpachuelos de Málaga" de Fernando Sánchez Gómez, publicado por la Diputación de Málaga, con más de 100 preparaciones  ¡Ahí es nada!. Todos tienen en común la mahonesa disuelta en un líquido que puede ser el agua con sal dónde han hervido patatas cortadas (gazpachuelo de huevo), caldo de pescado (gazpachuelo de pescado), etc. puede llevar o no claras de huevo cuajadas en él, con gambas o sin ellas, con pescado y mariscos o preparado de la forma más humilde con simples patatas. Incluso está la llamada "Sopa Viña AB" en la que se aromatiza la preparación con el fino de las Bodegas González Byass. Todas estas variaciones son válidas ¡Y todas ellas están exquisitas!

Ensalada de lechuga con cuchara. Una receta de la gastronomía Extremeña

Curioso nombre el de esta ensalada extremeña ¿Verdad? El nombre es por razones obvias: ¡Esta ensalada se come con cuchara! Sí, sí, con cuchara...Estoy segura que, salvo que seáis extremeños, no habéis oído hablar nunca de ella.
A veces también se le llama "Lechuga al agua".  Probablemente ya poca gente incluso en Extremadura prepara la lechuga así pero todavía hay lugares dónde se mantiene la tradición. La lechuga así preparada cambia la textura perdiendo algo de crujiente, se "dulcifica". Lo cierto es que resulta refrescante y muy rica. Eso sí, cunde bastante menos que preparada del modo tradicional porque mengua bastante.

Canelones de rustido - Un plato tradicional de la cocina catalana

Esta es la tercera receta de canelones que comparto en este blog. Y es que los canelones creo que son el plato que más me gusta de la cocina catalana (Aunque el origen es italiano, en Cataluña son muy tradicionales desde el siglo XIX). Primero fueron unos preparados de un modo de lo más clásico:  Canelones a la catalana o "Canelones de San Esteban" (Sant Esteve); luego hice unos aprovechando carne de pollo asada con ciruelas que había sobrado, Canelones rellenos de pollo asado con ciruelas y pasas y hoy traigo los canelones que yo he hecho de toda la vida (Bueno, casi).



Licor de café con un poquito de chocolate (Para celebrar nuestra próxima victoria!!)

Se me ocurrió ayer. Había llamado con mi madre como hago cada día y hablando de lo que hablamos todos en estos tiempos de coronavirus y soñando con el día que esto haya pasado, yo le dije que íbamos a hacer una comida todos juntos alrededor de mi mesa. Y que todos, sin faltar ninguno de nosotros, estaríamos sentados a ella. Que no lo dudara, que no faltaremos ninguno de nosotros. Y ella, pobre mía, con 87 años, dijo que a ver si era verdad...

Espinacas con garbanzos - Una tapa de siempre en los bares de Sevilla

Estar encerrados en casa no significa necesariamente dejar de tener pequeños (o grandes) lujos. Yo me voy a dar un homenaje hoy con esta tapita típica de toda Sevilla y especialmente en el barrio de Triana.
Qué hay mejor que, a media mañana un bocado que nos haga esperar sin impaciencia la comida del mediodía? Pues eso, unas deliciosas espinacas con garbanzos al estilo sevillano!
No confundamos estas espinacas con garbanzos con el típico potaje de garbanzos con espinacas y bacalao típico de la Cuaresma. Nada que ver. Este plato se come con tenedor y no es un potaje si no más bien un rehogado de verdura y legumbres con un majado con especias. Es raro en bar de Triana que no la oferta entre sus tapas. Se suele servir con unas rebanadas de buen pan frecuentemente frito.

Alcachofas a la española

La compra no es fácil en momentos de la gravedad que desgraciadamente estamos viviendo por el Coronavirus pero a veces, aprovechando las pocas salidas que debemos hacer de casa y solo cuando es absolutamente imprescindible, se puede aprovechar para traernos del mercad unas alcachofas si las vemos bien.
Esta semana, los chicos del supermercado de mi localidad me subieron la compra a casa y entre los alimentos que les encargué estaban estas alcachofas. Hay que aprovechar porque aún estamos en temporada de ellas. El mejor momento para su compra es de noviembre a marzo. 
A la hora de elegirlas os aconsejo que no cojáis las de mayor tamaño. Es mejor más medianitas y sobretodo mirad que las puntas de las hojas estén apretadas y no abiertas. Las abiertas suelen pinchar si pasamos el dedo por las puntas. Mirad que estén verdes, sin manchas negras y bien apretaditas.
Ah... y recordad que los tallos con los que suelen venderlas son perfectamente comestibles. No se tiran! Saben y tienen la textura muy semejante al corazón de la alcachofa si se pelan bien.

INGREDIENTES:
  • 4 Alcachofas por persona (aprox.) 
  • 2 ó 3 dientes de ajo
  • 1 Cebolla 
  • 150 grm. de jamón picadito
  • 1 cucharada colmada de harina de trigo normal
  • 1 vasito de vino blanco seco
  • 250 cl de caldo de pollo
  • sal
  • Unas hojitas de perejil

Comenzamos por limpiar las alcachofas separando el tallo de la parte inferior con un cuchillo. Luego  eliminamos las hojas exteriores que son las más duras. Pelaremos la capa exterior de los tallos y practicaremos un corte en la parte inferior de ellos ara eliminar la zona oscura.
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Eliminamos con un corte seco las puntas de las hojas y con una puntilla limpiamos la parte inferior de la alcachofa (dónde se unen las hojas a la base). Cada alcachofa la dividimos en cuatro cuartos.
Ponemos a hervir en agua salada las alcachofas durante unos 20 minutos. Dependerá del tamaño y calidad de ellas.
Mientras laminamos los dientes de ajo y cortamos bien finita la cebolla. 
En el aceite ya caliente echamos los dientes de ajo laminados y removemos con cuidado de que no se quemen. Tan pronto comienzan a tomar color agregamos la cebolla y dejamos que poche a temperatura mínima y con la cazuela tapada. 
Removemos de vez en cuando para comprobar si ya está blandita y transparente.
Mientras tanto cortamos finito el jamón serrano.
Lo incorporamos a la cebolla tan pronto veamos que ésta está transparente y blanda. Rehogamos unos instantes el jamón. No mucho para que no adquiera un sabor excesivamente salado.
Añadimos la cucharada colmada de harina y removemos bien para que no se formen grumos. Dejamos que se haga unos minutos para que el guiso no sepa a harina cruda.
Añadimos el vino blanco seco y subimos el fuego. Cuando transcurra unos minutos y se haya evaporado el alcohol, añadimos el caldo. Agregamos las alcachofas escurridas. Removemos y tapamos el guiso dejando que cueza unos 10/15 minutos.
 Debe quedar una salsita espesa y suave. Si hemos agregado demasiado líquido permitimos que evapore dejando la cazuela destapada. Vigilamos la preparación para que no se nos pegue ya que la harina, al espesar la salsa, puede que provoque algún agarre en la base si no movemos bien. Pero con cuidado de no romper las alcachofas que a estas alturas estarán ya muy blanditas.
Antes de servirlas espolvoreamos unas hojitas de perejil bien picadito. Estas alcachofas no tienen espera!! A la mesa! Calentitas, tiernas y con una salsa deliciosa... Buen provecho!


Pa de Pessic de Vic (O pan de "pellizco") Un bizcocho suave y esponjoso catalán

Yo no diría que el pa de pessic es un bizcocho genovés pero se le parece en su esponjosidad y ligereza. Y digo que no me parece una genovesa porque tiene levadura y una mezcla de maizena y harina y el verdadero genovés solo tiene huevos, harina y azúcar. Sin grasas (que no sean las que tienen los huevos) ni levaduras.
Los pasteles rellenos deben tener un bizcocho suave, sin que su base domine el sabor y tiene que tener una textura muy esponjosa. No valen los bizcochos pesados y contundente, pensemos que si le agregamos nata, mermeladas, chocolates, al final resultarían muy pesados de comer.
En todo caso, vale igual que el genovés, como base de pasteles rellenos. Es suave de sabor y esponjoso de textura y por ello, si lo cortamos en capas podemos rellenarlo con cremas, chocolates, etc y resultará un pastel ligerito y delicioso.
¿Por qué se llama Pan de "pellizco"? No podría asegurar el origen de este tipo de bizcocho catalán porque he leído distintas versiones. Parece ser que se hacía durante el tiempo de procesiones y que se daba a la gente y esta, al no poder comerla sobre platos por ir andando, iban "pellizcando" trozos del bizcocho y lo comían in situ.
Os anticipo que aunque la entrada parece larga (y lo es) es más por mi sentido previsor de hacer todo tipo de advertencias al que se acerca a la cocina sin mucha experiencia a sus espaldas que por lo complicado que sea la realización de este suave, suavísimo, bizcocho catalán.
Como siempre, os animo a leer toda la entrada antes de poneros manos a la masa (y nunca mejor dicho!). Leer todo el artículo puede que os ayude a anticipar algunas cosas antes de poneros a su elaboración y evitar errores.

Vamos a preparar el molde. Yo prefiero los típicos de aluminio cuyas paredes se abren y pueden retirarse de la base pero también los de silicona pueden valer.
Ponemos una hoja de papel sobre la base del molde, ponemos encima el aro que constituye sus paredes, cerramos bien y recortamos alrededor de la base el papel que sobra.
Recortamos a continuación una franja de papel de unos centímetros más de altura de los que tiene nuestro molde y con ella cubrimos las paredes interiores. Un truquillo que va muy bien es untar ligeramente con mantequilla algunos puntos de las paredes, así se no tendréis problemas de adherencia del papel al molde.

Bien, ahora ya podemos comenzar a precalentar el horno a 160º centígrados. Es un calor suave para que el bizcocho se cueza despacito. Calor por arriba y por abajo y sin la opción "aire" si vuestro horno la tiene.

Unas palabras a cerca de la batidora. Veamos, tendremos que levantar claras a punto de nieve. Indudablemente podremos lograrlo con una batidora de brazo con su accesorio de varillas, con unas varillas de mano también llegaremos a levantarlas pero nos costará mucho más esfuerzo y tiempo. 


Yo personalmente uso siempre una batidora eléctrica de varillas. Es cómoda, rápida y muy eficaz. Pero si no tenéis en casa, ya os digo, con unas varillas y mucha paciencia, no habrá problema. Eso sí, el dolor de brazo que os dejará...ni es cuento!

Dispongamos todos los ingredientes y utensilios que vayamos a precisar. Es importante preparar una buena mise en place. Tener todo a mano, pesado, medido... facilita mucho las cosas y evita interrupciones innecesarias.
Veamos, qué necesitaremos para preparar este delicioso bizcocho

INGREDIENTES
* 4 Huevos de tamaño mediano
* 125 gramos de azúcar
* 75 gramos de harina de maiz (Maizena)
* 25 gramos de harina común
* 1 cucharadita de levadura química tipo Royal
* La ralladura de la piel de un limón
* Un pellizco de sal
* Una pizca de mantequilla para pegar el papel al molde
ARTÍCULOS Y UTENSILIOS
* Espátula de silicona
* Preferiblemente batidora eléctrica de varillas pero vale también varillas de mano o la batidora de brazo con el accesorio de las varillas (con las cuchillas no podríamos levantar las claras ni batir bien las yemas)
* Papel de hornear
* Un molde. El que yo he usado en esta preparación es de 20 cm de diámetro por 9 de alto.

Es la hora de empezar a hacer nuestro bizcocho...Vamos a separar las claras de las yemas. Cada una de ellas las pondremos en un bol distinto. El de las yemas debe ser muy amplio para que pueda acoger todos los ingredientes que habrán aumentado de volumen cuando los manipulemos.
Con la batidora de varillas levantaremos las claras a punto de nieve. Tardaremos en el proceso unos 2/3 minutos. Dependerá de la potencia de vuestra batidora.
Comenzaremos a batir y cuando empiecen a hacer espuma añadiremos un pellizco de sal. Esto ayudará a que suban pero además dará un punto necesario de sabor en el bizcocho.
Seguiremos batiendo hasta que tengan una consistencia bien espesa de manera que cuando levantemos la varilla y dejemos caer las claras estas se mantengan firmes y no se caigan. Las reservaremos para más adelante.
Continuamos después por batir bien las yemas de huevos mezcladas con la ralladura de limón y el azúcar. En este proceso tardaremos algo más. Unos 10/12, dependerá igualmente de la potencia de la batidora. No solamente deberán cambiando de color del amarillo intenso a un blanco cremoso, si no que tendrán que triplicar su volumen.
Pero la textura a la que tendremos que llegar también importa. Fijaos, estas yemas están batidas, se han aclarado algo de color pero están muy líquidas. Necesitan más batido.
Con unos minutos más las yemas se han aclarado mucho de color y han espesado pero todavía la marca que dejan en el bol al caer desaparece rápidamente. Más batido!
Unos minutos más y habremos llegado al punto. Os explico: Cuando dejamos caer la mezcla desde las varillas al recipiente, la marca que dejan no desaparece enseguida. Un truquillo: si podemos contar hasta 5/6 después de que caiga la mezcla y aún vemos la marca sobre la superficie de las yemas es que están en su punto.
Ahora mezclaremos los elementos secos: harina, maizena y la cucharadita de levadura.
A partir de aquí iremos incorporando a las yemas batidas, alternativamente un poco de claras a punto de nieve y un poco de harina mezclando suavemente, con movimientos envolventes con las varillas de mano.
Cuando veamos que las claras que hemos incorporado a las yemas se han homogeneizado bien, añadiremos la harina tamizada con un colador y mezclaremos igualmente con las varillas haciendo movimientos muy suaves de abajo hacia arriba hasta incorporarla totalmente a la mezcla.
Se trata de ir incorporando un poco de claras y un poco de harina mezclando suavemente. Sin tener prisa. Pensemos un cosa, este bizcocho resulta esponjoso y suave precisamente por el aire que incorporamos a la mezcla a levantar las claras a punto de nieve y batir como hemos comentado las yemas.
Si batimos con brusquedad o con una batidora normal de mano con cuchillas, ese aire desaparecerá así que tened paciencia. Mezclar con mucha suavidad y lentamente.
Una vez incorporada toda la harina y claras llega el momento de llenar el molde.
Y ahora ya podemos meterlo en el horno que estará a estas alturas a la temperatura que precisamos. Si vuestro horno tiene calor por arriba y por abajo deberíais poner la bandeja en el nivel inferior pero si solamente tiene calor por abajo sería preferible subir un poco el nivel de la bandeja.
El tiempo de cocción es flexible. Resulta imposible decir con exactitud los minutos que tardará en cocerse vuestro bizcocho. Cada horno tiene sus peculiares características. Debéis conocer vuestro horno. En principio, a partir de los 30/35 minutos podría estar hecho pero hay que comprobarlo.
Mirad desde fuera a través del cristal de la puerta. Si el bizcocho ya ha subido la puerta puede abrirse. Eso sí, hacedlo despacio, sin brusquedad. Un golpe de aire frío de repente puede hacer bajar el bizcocho así que ojo!
Abriremos nuestra puerta y con un palito de brocheta de madera pincharemos en su centro. Si el palillo sale totalmente limpio, podemos sacarlo ya del horno. De lo contrario dejaremos que se hornee unos 5/10 minutos más. 
En mi horno ha tardado casi una hora. No ha llegado pero casi. Es importante que lo vigiléis, una vez hecho no hay ninguna razón para que el bizcocho siga horneándose. Lo único que se logra es que se reseque. 
Dejadlo reposar unos minutos para que se atempere y podáis manipularlo. Una vez podáis tocar el molde si quemaros, se puede proceder a desmoldar el bizcocho. Retirad el papel de hornear y dejarlo enfriar sobre una rejilla (yo no tengo así que lo he puesto en un plato). 
La rejilla viene bien porque permite que el aire fluya también bajo la base del bizcocho. Pero ya digo, yo no dispongo de ninguna.
Esperad unos minutos hasta que se enfríe y una vez esté frío se puede meter el bizcocho sobre el plato dentro de una bolsa de plástico con asas. Atando éstas impediremos que el bizcocho se reseque y endurezca.
Es normal que al enfriarse el bizcocho merme y baje un poco. Incluso que su superficie se arrugue un poquito.
Aquí lo tenemos. Ligero, suave, esponjoso y de un sabor delicado y delicioso!
Podemos rellenarlo y hacer con él una magnífica tarta o simplemente, si nos gusta, espolvorearlo con un poco de azúcar impalpable (azúcar glas) y que nos sirva como merienda o para acompañar el desayuno.


Fijaos en la miga... es como una esponja suave!! Creedme, ha quedado delicioso!

Por cierto, si no vais a usarlo para consumirlo en el momento y no sois muchos de familia podéis congelarlo sin problema. Esperáis a que esté totalmente frío. Lo cortáis en porciones y las envolvéis en papel de plata o film plástico de cocina y al congelador. El día que queráis comerlo no hay más que sacarlo con tiempo del congelador y dejarlo envuelto hasta el momento de consumirlo. 
No notaréis que ha sido congelado en absoluto!
Eso sí, no forcéis la congelación en un microondas, esperad a que adquiera la temperatura ambiente de manera natural antes de comerlo.